Gustavo Rodríguez García

Tus rompe-muelles en mi carro

Tus rompe-muelles en mi carro
Gustavo Rodríguez García
12 de octubre del 2015

Sobre la necesidad de regular la construcción de esas barreras viales

Como muchos ciudadanos, algunos decidimos aprovechar estos días de descanso para salir fuera de la ciudad. Uno de los lugares de destino fue Lunahuaná y debo decir que la infraestructura vial se lleva una merecida felicitación. La inversión en carreteras debe ser saludada porque permite la conexión entre personas, fomenta el turismo y genera progreso. Uno solo debe preguntarse qué se espera para ocuparse de otros destinos que, en términos de infraestructura, parecen haber sido olvidados.

Un problema recurrente, sin embargo, se produjo en determinados tramos de la vía. Al parecer, no contentos con tratar de hacer algo por la excesiva velocidad, hay algunas personas que tienen el propósito –explícito o no- de dañar la propiedad ajena. Me refiero al tormento de los denominados rompe-muelles. Francamente, me parece razonable que se implementen mecanismos que permitan desincentivar que la conducción a excesiva velocidad. Pero no puedo dejar de decir –y alguien debe decirlo y debe decirlo fuerte y claro- que ciertos rompe-muelles son instrumentos de destrucción sistemática de vehículos. Son poderosos implementos orientados a aniquilar la propiedad ajena.

Quiero, amable lector, que reflexione conmigo: ¿es necesario implementar un rompe-muelle de proporciones escandalosas únicamente con la finalidad de desincentivar el exceso de velocidad? Como cualquier tipo de medida, debe existir una ponderación de costos y beneficios. Honestamente, desconozco si existe alguna norma técnica o estándar respecto de las dimensiones de un rompe-muelles, pero si hay algo que tengo claro son dos cosas: (i) los rompe-muelles son diseñados conforme a lo que le da la gana a alguien porque todos son distintos entre sí; y, (ii) la mayoría de los existentes revelan un ensañamiento inaceptable con los vehículos de la gente.

Si los que diseñan estos rompe-muelles gustan establecer medidas de este tipo, no me opongo a que dentro de su casa los construyan. En todo caso, pueden implementar uno para poder ingresar sus carros en sus cocheras, por ejemplo. Pero me parece sencillamente abusivo que los dueños de vehículos tengan que soportar el diseño asistemático y absurdo de quienes se ocupan de ordenar la colocación de estos rompe-muelles. El daño que se genera en los vehículos es un daño a la propiedad, es una lesión a lo ajeno. ¿Quién compensa a los dueños de vehículos por el desmedro sufrido?

Hago un llamado para que, en caso no exista, se implemente un protocolo que determine la medida razonable que deben observar los rompe-muelles o, mejor aún, que se establezcan mecanismos alternativos en las vías que sirvan como disuasivos pero que no representen esa pequeña colina artificial insertada en nuestras vías.

Amigo lector, si tu carro también ha sufrido, te invito a pegar el link de esta columna en tu página web, red social preferida o, en todo caso, elevar tu voz de protesta sobre un asunto que debe ser tratado. Al parecer en nuestro país las cosas funcionan únicamente cuando la gente hace bulla. Triste pero cierto.

Por: Gustavo Rodríguez García

Gustavo Rodríguez García
12 de octubre del 2015

NOTICIAS RELACIONADAS >

La otra moradita: descontinuar a un candidato

Columnas

La otra moradita: descontinuar a un candidato

Encrucijadas electorales de Julio Guzmán Julio Guzmán, el candida...

07 de marzo
Burotran: Desmontar la burocracia

Columnas

Burotran: Desmontar la burocracia

La muralla infranqueable de la tramitología Se me ha comentado inf...

29 de febrero
Regulación Universitaria Bruta y Achorada

Columnas

Regulación Universitaria Bruta y Achorada

Reflexiones sobre el controlismo de la nueva Ley Universitaria Hace...

22 de febrero

COMENTARIOS