Olmos: la rebelión continúa

La semana pasada cientos de olmeños tomaron la municipalidad del pueblo de Olmos, en Lambayeque. Demandaban que el alcalde Juan Mío Sánchez anule el convenio firmado con el Ministerio de Vivienda y el Gobierno Regional de Lambayeque, que autoriza la construcción de la nueva ciudad en los márgenes de la irrigación. Un convenio que la población de Olmos rechaza porque solo beneficiará a las grandes empresas agroexportadoras.

Los dirigentes del Colectivo Ciudadano, que lideran la protesta, señalan al ex alcalde Willy Serrato quien, en complicidad con el Gobierno humalista, firmó un convenio en el 2011, a espaldas del pueblo y lleno de irregularidades; por eso, el Congreso y la contraloría deberían investigar. Sin embargo, el alcalde, el gobernador regional y el ministro de Vivienda señalan que “las obras en la nueva ciudad están avanzadas en un 60% y no se pueden detener por el capricho de unos cuantos”.

Segundo Mayanca, dirigente del Colectivo Ciudadano, dice: “El Gobierno del presidente Vizcarra, por el momento, no se diferencia en lo absoluto del corrupto Gobierno de PPK, al que solo le interesaba favorecer a las grandes empresas. Al presidente Vizcarra y al premier Villanueva le debemos recordar que al pueblo de Olmos le expropiaron 115,000 hectáreas sin compensación ni pago alguno. El presidente no sabe o se hace el que no sabe que a los comuneros de Chinchero en Cusco por 357 hectáreas les pagaron aproximadamente US$ 80 millones por sus tierras. Los olmeños nos preguntamos por qué les pagaron a los cusqueños y a nosotros no. ¿Quién está detrás de estos negocios de tierras para los proyectos de infraestructura?”.

El sociólogo Jorge Olazabal me dice: “Los comuneros de Olmos estamos reclamando judicialmente el pago de nuestras tierras, y no vamos a dejarnos humillar por la nueva oligarquía agraria. La irrigación de Olmos ha sido una estafa para los campesinos. Primero nos dijeron que seríamos los beneficiarios, pero ni un solo agricultor de Lambayeque ha recibido una hectárea en Olmos. Se han robado US$ 850 millones, según los expertos, y los únicas beneficiadas han sido las grandes empresas y las consultoras de PPK (Westfield y First Capital). Es decir, la lógica de los negocios privados con el dinero público a través de los grandes proyectos de infraestructura que necesita el país”.

“A los olmeños nos prometieron que irrigarían 5,000 hectáreas en las pampas de Olmos para los campesinos. Y a pesar de firmar actas y cientos de reuniones nunca han cumplido nada, siempre nos han engañado. Nos dijeron que tendríamos agua potable y se robaron el dinero; también prometieron hospitales, colegios y fueron mentiras. Pero a la nueva ciudad le asignan un presupuesto de S/ 600 millones para su construcción (que favorece solo a las grandes empresas agroexportadoras), del dinero de todos los peruanos. El Gobierno Regional ha vendido nuestras tierras y no hemos recibido nada. El agua pasa por nuestras narices y nosotros no tenemos una gota”, los dirigentes del Colectivo Ciudadano.

Además, denuncian que la policía está reprimiendo brutalmente las movilizaciones pacíficas del pueblo de Olmos, atacando a la población como si fueran un ejército de ocupación extranjera: disparan balas contra hombres, mujeres y niños indefensos que marchan contra el corrupto gobierno regional de Lambayeque. Pero, si ellos creen que así los van a vencer, es al contrario: cada día crece más sus ganas de luchar.

Hasta el momento el Gobierno viene dando palos de ciegos, y parece que no sabe que los conflictos sociales no se solucionan con filantropía y sin autoridad política. Mientras tanto la rebelión lentamente se está extendiendo en todo el norte.