Jaime Chincha

Los mensajes del mensaje

Los mensajes del mensaje
Jaime Chincha
31 de julio del 2015

Último año de Humala queda a merced de la oferta electorera. ¡A ajustarse los cinturones!

El señor Humala ya está de salida, y el mensaje de 28 lo ubica más cerca del adiós que de la trascendencia. Quizá los otros dos breves discursos —el de la escalinata de Palacio y el del desfile—, pretendieron equiparar el desánimo que le impregnó a su exposición de Fiestas Patrias. Varios son los mensajes que nos deja el Humala del mensaje; lo que en teatro son los subtextos, o sea lo que hay debajo de lo que se dice, o lo que piensa realmente el Presidente que aún gobernará un año más. Y digo aún porque lo ofrecido parecía un cierre, un recuento soso de los cuatro años de gobierno; como si Humala deseara que su mandato acabe ya. Si bien debe garantizar elecciones democráticas y una transferencia de gobierno ordenada, entre los varios mensajes no verbales del Humala de 28 hay uno que parece ser contundente: el poder ya lo cansó.

Así, los mensajes más llamativos del Presidente fueron los que no se escribieron en el discurso; los que estuvieron fuera del papel que leyó en el Congreso:

1) Además de comenzar 40 minutos después de lo establecido en el programa oficial, el señor Humala hizo un repaso de la tramitología que el Estado atendió bajo su gestión. Es decir, no lo que el aparato gubernamental arriesgó, sorprendió o desafió, sino que se hizo porque así había sido establecido; burocracia pura y dura. La ensalada de cifras, cortada con ciertos furcios presidenciales, no llegó a satisfacer a una galería que esperó a un líder que —total, ya que es un militar— declare una guerra sin cuartel contra la delincuencia y la extorsión. Y no para que haga lo que no hizo en cuatro años, sino para que —es lo que uno esperaba— deje sentadas las bases de una política de Estado contra el principal problema del país: el 80% de los peruanos se siente inseguro en las calles. En varios pasajes del discurso, Humala transmitió otro mensaje no verbal: parecía estar hablando de un país cualquiera, menos del Perú. Nota aparte, nada sobre el fenómeno del Niño; pese a que podría llevarnos, en el peor de los escenarios, a una recesión. En el 97-98 perdimos más de 3 mil millones de dólares.

2) Sin embargo, en la víspera del mensaje se publicó la ley del sicariato, que incluye en el Código Penal penas elevadas para este delito tan común en los últimos años. El Presidente en esto pierde una oportunidad de oro para explicar —con más fondo que forma—, lo buena que podría ser esta norma contra la criminalidad. Se quedó en más dinero para Interior (¿de qué sirve si solo vemos más extorsiones?), en integrar a los vigilantes al sistema de seguridad ciudadana (algo que ya se propuso años atrás), en quitarles el uniforme a los policías para sus días de franco (en lugar de anunciar la refundación del sistema policial de arriba hacia abajo), volviendo a mencionar un plan de seguridad al 2018 que no está ofreciendo los resultados esperados. Aquí el señor Humala nos regaló un mensaje decepcionante, sin decir nada: a cuatro años de gobierno, no tiene idea de cómo enfrentar a la delincuencia y tampoco hará algo más en el año que le queda.

3) Pero lo que el Presidente esquivó con preocupante sagacidad fue el lento andar de nuestra economía. O, mejor dicho, las decisiones trascendentales que se deberían impulsar para contrarrestar la época de crisis o de "vacas flacas" que, paradójicamente, el mismísimo señor Humala anunció hace dos años. Hoy, quizá sin recordar aquel desatino, prefirió callar Tía María, Las Bambas, Quellaveco y la ampliación de Cerro Verde; por mencionar los proyectos que más dinero traería a la caja y que —de esto tampoco leyó una sola línea— se ven amenazados por grupos antimineros que alistan asonadas para calentar la contienda electoral. El mensaje no dicho el 28, respecto a la economía, bien pudo ser: si no salió Conga en el mejor momento de los metales, y hasta Arana y sus huestes ganaron en Tía María, ¿cómo esperaban que hablara de grandes proyectos? ¡Mejor sigue el ajuste de impuestos para los programas sociales, y que el siguiente gobierno saque los proyectos si puede!

4) El Presidente deja así los grandes temas para la campaña. Quizá en ese espacio se mueve mejor; de allí que usó a los jóvenes de Beca 18 para que se sumen a una portátil que maquilló su desanimada popularidad. Quizá por eso varios Ministros prefirieron ignorarlo en la puerta de Palacio, y se tomaron ‘selfies’ enviándole un triste mensaje, sin decir palabra: importa tan poco lo que queda del gobierno, y fue tan insignificante el discurso, que solo queda recuperar la autoestima ministerial con fotos para las redes sociales. Imaginen que en una empresa, el presidente del directorio está hablando del futuro con sus trabajadores, mientras los gerentes que lo flanquean se toman ‘selfies’. ¿No serían reprendidos o, cuando menos, llamados a disculparse ante la empresa? El gesto de los Ministros lo dice todo: no hay mando y, peor aún, la campaña será un ‘rompan filas’ que nos dejará a merced de la feria de ofertas electoreras. ¡A ajustarse los cinturones!

Por Jaime Chincha Ravines

 
Jaime Chincha
31 de julio del 2015

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