Dardo López-Dolz

Las cartas de posguerra (léase post elecciones)

Las cartas de posguerra (léase post elecciones)
Dardo López-Dolz
19 de septiembre del 2017

PPK y los aliados que le ayudaron a ganar y hoy lo lastran

Hace 21 años, en la primera clase de Factor Humano, durante la maestría en el PAD de la UDEP, nos hicieron aterrizar rápidamente. Es curioso que aún hoy connotados profesionales sigan cometiendo el error que en esa clase se señaló. No me refiero a la perniciosa autoreferenciación en política, tan en boga hoy entre las personas de segmento A/B. Me refiero a la inexcusable obligación profesional de cumplir con los objetivos, empresariales o de gestión pública, según la responsabilidad asumida.

El profesor Pablo Ferreiro nos planteó un caso de conducta dañina a los intereses de la empresa, motivada por razones humanitarias, que había causado notables pérdidas. Todos, sin excepción, marcados por las tendencias de la época, conocedores del marcado carácter humanista y el origen religioso de nuestra facultad, empezamos a exponer complicadas explicaciones (más bien justificaciones) de por qué no debía despedirse al funcionario en cuestión y, si se le sancionaba, la sanción debería ser leve. Hablábamos de su trayectoria, de las consecuencias sociales y emocionales, etc.

Si la empresa no lo despedía, lo más probable es que el funcionario repetiría la conducta, no cumpliendo los objetivos y arriesgando a la empresa a quebrar. A todos nos quedó claro que debíamos despedirlo. El caso lo describía como una buena persona, educada y honesta; con don de gentes, destacado historial académico e impecable historial profesional. Provenía de una familia del entorno social del gerente general y era apreciado por todos. Pero sus actos estaban a punto de llevar la empresa al barranco.

Resulta irracional apelar a la honestidad, innegable simpatía, trayectoria profesional, impecable historial moral, social, genealógica (racismo encubierto) de un directivo para defender su permanencia en una posición pública o privada, si se encuentra lejos del nivel de los objetivos esperados. Más aún si ha generado más problemas que soluciones. A los profesionales, a todos sin excepción, se nos paga para solucionar problemas.

Ayer conocimos la nueva composición del gabinete ministerial, tras el reemplazo de la mayoría de los ministros cuestionados por la población. Constituye una segunda oportunidad del Gobierno para exhibir con claridad objetivos, planes y proyectos, y encauzar la gestión a la consecución de los mismos. La inmensa mayoría de peruanos esperamos que cese el enfrentamiento entre las dos fuerzas con mayor cercanía programática y de objetivos. Es hora de desprenderse de los áulicos que llevaron al anterior gabinete al suicidio por mano ajena (suicide by cop le llama la policía gringa).

Del mismo modo que EE. UU. reconoció que Patton, que lideró la victoria en la campaña de Europa, carecía de habilidades políticas para la posguerra, es ya hora de que PPK se desprenda de los aliados que le ayudaron a ganar y hoy lo lastran. El presidente debe buscar buscando, si no improbables alianzas, por lo menos puentes (y túneles de ser el caso) que permitan alcanzar acuerdos.

El precio de los minerales está subiendo, para aprovecharlo debemos estar en capacidad de producirlos y exportarlos, la reconstrucción podría transmitir impulso al consumo directo e indirecto. En los años que tengo de vida nunca estuvo el Perú tan cerca de jugar mal las buenas cartas que le tocaron en suerte.
 

Dardo López Dolz

 
Dardo López-Dolz
19 de septiembre del 2017

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