David Auris Villegas
Eduquémonos en el cuidado de nuestro medioambiente
En el Día Mundial del Medio Ambiente

De niño, cuando vivía en el minifundio de mi abuelo, él me enseñó que la tierra es nuestra madre que necesita ser protegida con amor y respeto. Sin embargo, en la ciudad donde ahora vivo, donde casi todo está encementado, protegemos lo inerte y multamos al que escupe sobre ella, pero a nadie le importa si escupes en la tierra. ¡Qué ironía que valoremos más lo artificial y no a la tierra que nos da la vida!
La madre naturaleza, que sostiene a todo ser viviente y no viviente, hoy es cruelmente erosionada por los seres humanos dotados de inteligencia. Las Naciones Unidas, desde el 2015, advierte que si seguimos degradando la tierra al ritmo actual solo restarían 60 años de cultivo provechoso. Sin embargo, a la mayoría no parece importarle y seguimos con una vida consumista desenfrenada. Así, estamos enterrando a la tierra con nuestros propios desperdicios, fruto de la prepotencia civilizadora que está arrasando el hogar de los habitantes del mañana.
El pensador hindú Sadhguru afirma que el suelo es la base de la vida terrestre, pues el 95% de los alimentos proviene de la madre naturaleza. En esta batalla de concientización, cada 5 de junio, desde 1973, la ONU celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, con el propósito de fomentar su cuidado y protección. Esta fecha nos invita a reflexionar sobre problemas de los plásticos en ríos y océanos, la desertificación y la pérdida de fauna contribuyen al avance del hambre mundial, ya que hemos envenenado a la madre naturaleza y ella, lastimosamente, ya no puede seguir alimentándonos.
Ante esta grave situación, es urgente impulsar, mediante una ley global, la alfabetización ecológica en los sistemas educativos del mundo. ¿Por qué no establecer la obligación de cuidar el planeta, si están en juego las vidas o muerte de la Tierra y de la humanidad? La ecologista Céline Cousteau se suma a este llamado, exigiendo una verdadera educación ambiental en las escuelas. Ella propone acción, enseñanza y comunicación orientadas al cuidado del medio ambiente.
En resumen, una conciencia transformadora, guiada por empatía y visión, es clave para sanar el daño ambiental, tendiendo el abrazo de nuestra sincera reconciliación con nuestra madre. Nuestros nietos por venir, exigen decisiones urgentes y una educación ecológica con enfoque en economía circular.
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