Neptalí Carpio

La reforma de Lima (segunda parte)

La reforma de Lima (segunda parte)
Neptalí Carpio
23 de septiembre del 2016

Hacia una Ley de Capitalidad de la República

El grave problema que tiene el gobierno de nuestra ciudad es que parece un híbrido de municipalidad provincial con competencias de región. No termina de superar una estructura antiquísima, que fue formada para gobernar una ciudad de millón y medio de habitantes, tal como fue hace setenta años, y tiene ahora competencias regionales reducidas a una pequeña oficina, llamada Programa del Gobierno Regional de Lima Metropolitana, con un ridículo presupuesto de menos de S/. 37 millones.

La modificación el artículo 198 de la Constitución debe convertir definitivamente al gobierno de nuestra ciudad, de casi diez millones de habitantes distribuidos en una superficie de 2,819 km², en un Gobierno Regional Metropolitano de Régimen Especial, con competencias plenas de cualquier región, pero con atribuciones específicas propias para gestionar una mega ciudad capital. Esta modificación constitucional permitirá, a su vez, que los parlamentarios se aboquen a la aprobación de una Ley de Capitalidad de la República, para luego dar curso a las siguientes reformas institucionales.

En primer lugar, al asumir plenamente el rango de gobierno regional, recién podrá concentrar sus esfuerzos para recibir las competencias sobre educación, salud y otras, que hasta ahora no se pueden asumir pese a que existe el mandato para ello. Luego —al crearse las provincias metropolitanas de Lima Norte, Lima Sur, San Juan de Lurigancho, Lima Este y Lima Centro— la gestión regional metropolitana, dirigida ahora por un gobernador metropolitano y un Consejo Regional Metropolitano, concentrará determinadas competencias; pero desconcentrará y delegará otras en las provincias metropolitanas y la Municipalidad Distrital del Cercado, esta última también una ansiada demanda que debe hacerse realidad. Se iniciará así un reordenamiento de la gestión global de la ciudad, cuyo signo distintivo será superar la atomización y fragmentación.

En segundo lugar, la creación de provincias metropolitanas supone un enfoque de gestión y planificación en espacios de conurbación, comprendida por distritos vecinos, con problemas y potencialidades comunes. Tal como ocurre ahora con el surgimiento de las identidades de “las Limas”, y que tienen su expresión más avanzada en los niveles de cooperación que viene alcanzando la zona metropolitana de Lima Norte.

Cobra sentido, en esta reforma, la racionalidad de la creación de la provincia de San Juan de Lurigancho, un espacio territorial encerrado por dos cadenas de cerros que le impiden tener niveles de conurbación, tanto con Lima Norte como con Lima Este. No olvidemos que el año 2005 fue la propia Municipalidad Metropolitana de Lima, al momento de aprobar una nueva zonificación urbana, la que recomendó convertir a San Juan de Lurigancho en un “distrito de tratamiento especial”, dadas las características anteriormente señaladas. Fue a partir de ese momento que se inició la demanda por convertir a San Juan de Lurigancho en provincia, habiéndose aprobado el Decreto Supremo N° 074-2006-PCM para iniciar su demarcación, con los correspondientes estudios técnicos y cartográficos en la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM).

En esta misma orientación reformista, la creación de la autoridad única del transporte público de Lima y la aprobación en una reforma electoral de por lo menos seis distritos electorales múltiples para elegir los 36 parlamentarios y los 39 regidores metropolitanos son otras reformas colaterales para este nuevo diseño institucional con un nuevo enfoque de gestión del extenso territorio de nuestra capital. Esta reforma podría incluso ir más allá, con la creación de una Policía Metropolitana, como un cuerpo especial articulado a la Policía Nacional, tal como lo han hecho otras ciudades del mundo de la dimensión y tamaño de Lima. En este nuevo diseño, los alcaldes podrían tener un real mando sobre los comisarios o jefes policiales, dejando atrás la pusilánime práctica que reduce la relación alcalde - policía a una mera coordinación.

La propuesta de creación de provincias metropolitanas o sub regiones estuvo ya presente en el Planmet que fue aprobado el año 1992 por el Concejo Metropolitano, cuando se preveía que Lima Metropolitana se convertiría en una ciudad policéntrica. Pero es sintomático que la gran empresa privada, el Ministerio Público y los sistema de salud, justicia, educación y otras entidades privadas y del Estado, se organicen de manera descentralizada o desconcentrada a partir de reconocer el desarrollo económico y social en Lima Norte, Lima Sur, San Juan de Lurigancho, Lima Este y Lima Centro. No obstante, y por paradójico que parezca, la gestión municipal metropolitana persiste en una práctica de gestión centralista, reducida en gran parte solo al distrito del Cercado.  

 

Neptalí Carpio

 
Neptalí Carpio
23 de septiembre del 2016

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