Neptalí Carpio

La pragmática cohabitación

La pragmática cohabitación
Neptalí Carpio
08 de julio del 2016

PPK, el fujimorismo, la izquierda y los gobiernos regionales

En la configuración del tipo de gobierno que ejercerá Pedro Pablo Kuczynski, algunos desean con vehemencia que este sea un gobierno de clara cohabitación con el fujimorismo y de claro deslinde con las fuerzas de izquierda, sin ningún atisbo de tecnocracia “caviar”. Otros, en cambio, añoran un gobierno de confrontación con el fujimorismo, al punto incluso de activar el mecanismo constitucional que permite disolver el Congreso, si este le niega la confianza a dos gabinetes.

Sospecho, sin embargo, que unos y otros tendrán que acostumbrarse a un estilo muy pragmático y hasta con atisbos bonapartistas de gestión. Aunque con un signo distintivo con el gobierno humalista que termina: una agenda muy potente para promover inversiones y modernizar el Estado, reformas parciales del sistema político y mejoramiento del sistema anticorrupción, acciones efectivas y reformas para enfrentar la inseguridad ciudadana. Y también lo que PPK ha denominado la “revolución social” a su estilo, teniendo como prioridad la educación, la salud y una fuerte inversión en servicios de agua potable. Adicionalmente, PPK romperá el equilibrio latinoamericano con un mejor talante en política internacional, aislando al gobierno chavista de Maduro, pero con una mejor propuesta de integración económica librecambista.

Cuando PPK intente implementar medidas anticorrupción, reformas políticas y de derechos civiles, probablemente tenga mayor acercamiento con sectores del centro, el liberalismo, la izquierda y diversos colectivos ciudadanos. Y cuando intente mejorar el modelo económico que nos rige desde la década de los noventa, para promover un nuevo auge de la inversión privada, tendrá el apoyo principal del fujimorismo. En cada caso, algunos dirán que será un gobierno “continuista del modelo neoliberal” y, en otros casos, el propio fujimorismo lo acusará de dar muchas concesiones a la izquierda, a “los progres” y el nacionalismo. Tener un movimiento ágil de cintura, con las carcajadas de por medio, propios del carácter flemático de PPK, será una virtud antes que una debilidad.

Esta pragmática cohabitación nace, además, del hecho objetivo de las correlaciones de fuerza y acuerdos indistintos que ya se vienen dando con dos fuerzas políticas que hasta hoy han señalado que no quieren una alianza de gobierno con PPK. Por un lado, todo indica que el autismo fujimorista no está dispuesto a una cohabitación explicita con el nuevo gobierno; mientras que el Frente Amplio y Acción Popular han reiterado que no participarán en el gabinete pronto a instalarse. De alguna manera, la única opción que le queda a PPK es una vía pragmática de gestión de gobierno.

La otra línea de acción de PPK es la relación con los gobiernos regionales y locales, y los espacios donde existe una fuerte demanda social o conflictividad social latente. La propuesta de crear el Ministerio de Apoyo a las Regiones (MAR) y la positiva votación alcanzada en aquellos lugares donde se han frustrado grandes inversiones mineras, dependerán más de la eficacia y eficiencia que la gestión cotidiana que PPK muestre, borrando en la percepción ciudadana la pésima imagen de gestión del gobierno de Humala. Por ahora, es en este espacio donde PPK muestra sus mejores logros, con los aliados ganados y las expectativas creadas.

El éxito de los primeros cien días del gobierno debe estar marcado por una intensa voluntad política, acción efectiva en mangas de camisa y reformas institucionales que le permitan enfrentar a la inseguridad ciudadana. No es un asunto que se remita exclusivamente al pedido de delegación de facultades al Ejecutivo (por parte del Congreso), sino de acciones efectivas que el nuevo Ministro del Interior y del propio PPK, liderando el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, creando una sensación ciudadana de cambio y de un gobierno protector frente al delito y la extorsión criminal.

La luna de miel se le acaba a PPK el 28 de julio. Los primeros tres meses deben ser de una intensa acción de gobierno eficiente, efectista y de impacto mediático. Solo así el modelo de cohabitación pragmática tendrá éxito y logrará lograr acuerdos y consensos en el Congreso que le permitan hilvanar políticas públicas cuyos resultados se verán en uno o dos años.

 

Neptalí Carpio

 
Neptalí Carpio
08 de julio del 2016

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