Jaime Chincha

Inquietos y en alerta

Inquietos y en alerta
Jaime Chincha
11 de septiembre del 2015

Nervios de punta en Palacio y los sucesos de las últimas horas

Los hechos de las últimas horas, sabrán ustedes entender, inquietan y ponen en alerta a cualquiera. Un ágil repaso nos pinta el bosque. Con el escándalo de las agendas encima, el gobierno defiende sin éxito en el Congreso el contrato del Lote 192. Los fujimoristas, que en un inicio votaron en la línea del Ejecutivo, cambiaron de posición alentados por su candidata Keiko Fujimori, quien, en un reprochable arranque de populismo, respalda que Petroperú explote ese lote sabiendo que hay un contrato con una empresa canadiense y que la estatal está imposibilitada de administrar los pozos. En paralelo, civiles en las calles forman escuadrones al margen de la ley para masacrar a delincuentes, asaltantes y extorsionadores. Alegan que si llevan a los hampones a las comisarías, los sueltan; por eso los golpean hasta hacerlos sangrar. La televisión reproduce los ajusticiamientos. Y el Presidente les pide a los peruanos que no vean esas imágenes; sugiere que el miedo de la gente en las calles es culpa de los noticieros y, a manera de colofón, confiesa ser “hincha” de Petroperú. El jefe policial, respaldado por su Ministro, califica de ilegal la iniciativa de dejar paralíticos a los ‘choros’; al final ceden un poco y dicen que, de acuerdo, agarren al ladrón pero déjenlo en la delegación más cercana. La promotora de esta iniciativa se declara filo-fujimorista. Ya son nueve las regiones desde las que se reportan escuadrones que “chapan choros”.

 

El gobierno, como si con todo lo dicho no fuera suficiente, enfrenta la rebeldía de sus congresistas. Cada vez es más frecuente que Abugattás o Isla, ni qué decir de Omar Chehade o Marisol Espinoza, declaran en los medios en contra de Ministros, pidiendo renuncias en el Gabinete o poniendo etiquetas que solían usar contra sus opositores políticos. El más furibundo es Abugattás. Sus recientes declaraciones, unas más destempladas que otras, nos recuerdan al Abugattás del 2006, peleón, lenguaraz, malgeniado y con furcios de hipertenso. Lo que sorprende es verlo despotricando de Cateriano, Segura y la ministra Ortiz, dando la impresión de ser un cuasi opositor del gobierno. Sin embargo, con lo de las agendas, se ha alineado sin chistar con Nadine. Y es que Abugattás, al igual que la primera dama con los dineros del chavismo, aún no rinde cuentas por el dinero que los mineros informales denunciaron haberle entregado en efectivo.

Y cuando la cosa en el nacionalismo ya parece un hervidero, los extorsionadores vuelven a golpear dejando una granada de guerra en la puerta de un colegio. Un policía perdió la vida cuando trató de desactivarla. Ya se empieza a hablar de terrorismo urbano. La crisis provocada por las agendas no le permite al gobierno pensar en una estrategia; si cuando Humala tuvo mayor aprobación no la pensó, difícilmente ahora podrá esbozar al menos una medida real que reduzca el crimen. El Presidente y sus Ministros hablan de seguridad, pero de la que protege a la familia Humala. La muerte de Emerson Fasabi ronda al gobierno; él habría participado en la desaparición de las agendas de Nadine. El Ministro Pérez Guadalupe afirma que Fasabi era un vigilante de la calle, versión que se cae por las evidencias que lo vinculan con alguien muy cercano a Ollanta y Nadine durante años. Apareció muerto un 22 de julio y la forma como fue enterrado levanta oscuras sospechas. Quien fuera la mujer de confianza de Nadine Heredia, Micheline Vargas, confirma que Fasabi trabajó en la casa de los Humala. Pérez Guadalupe no vuelve a referirse al caso; la declaración de Micheline suena convincente y lo ha dejado sin piso.

Es ahí cuando todo se enturbia más de lo que ya estaba. Aparecen trapos rojos con la hoz y el martillo, como los que dejaba Sendero en los ochentas; acompañados de panfletos que recuerdan el “inicio de la guerra popular”. Es septiembre y Guzmán nos declaró la guerra en mayo del 80. Algo no cuadra. Es posible que se refieran al 12 de septiembre, día de la captura del maldito “cachetón”, podría pensar uno. Pero el operativo que confisca la “propaganda senderista” no parece creíble. Más banderolas se reportan en la ciudad. Al día siguiente, la policía encuentra granadas. La SUAT y la UDEX lideran el operativo. Agentes con trajes. Cierta incertidumbre se respira en la ciudad. El Ejército anuncia la inamovilidad absoluta de sus tropas. Todo es muy raro; como si los que gobiernan no tuvieran un ansiolítico a la mano. El premier ha confesado en público que últimamente camina, toma agua y busca el sosiego lejos del ajetreo político; su defensa del lote de Loreto lo ha dejado sin argumentos. Solo falta que los Ministros y los congresistas oficialistas se agarren de los pelos. El Presidente y su esposa están con los nervios de punta a raíz de las agendas y, encima ahora, el caso López Meneses que los compromete con un ilegal resguardo policial. El Presidente debe estar muy inquieto y en alerta. El bosque parece peligroso para él. Sus problemas son más urgentes que los del país. Inquietos y en alerta continuamos. ¿Por qué a los militares se les ocurre, justo hoy, contar el armamento que tienen? ¿Acaso se les han perdido algunas granadas?

 

Por: Jaime Chincha Ravines

 
Jaime Chincha
11 de septiembre del 2015

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