Rocío Valverde

Ensayos clínicos

Ensayos clínicos
Rocío Valverde
28 de agosto del 2017

Necesarios para la ciencia y el progreso

¿Saben de alguien que haya participado o participe en un ensayo clínico? La inmensa mayoría de personas no han escuchado el término. En la minoría tenemos a tres grupos: las personas que han escuchado algo acerca de ensayos clínicos y tienen una opinión negativa;los que tienen alguna idea de qué va, pero no les interesa; y los que saben de lo que se trata y estarían interesados en participar. Las distintas posiciones son aceptables y todas están a un paso de encontrarse en un lugar medio, si tan solo tuvieran acceso a la información sin sesgos.

¿Qué es un ensayo clínico? Es una evaluación experimental de una droga, terapia o técnica diagnóstica. Sin los ensayos clínicos y sin participantes ahora mismo no tendríamos Levodopa para el Parkinson, Lovastatina para el colesterol o incluso pastillas anticonceptivas.El término “experimental” ha sido demonizado y creo que algunos titulares o reportajes sensacionalistas que hemos visto en los últimos cuatro años no han ayudado mucho a la imagen de la investigación.

Quisiera empezar diciendo que nadie en un ensayo clínico es una cobaya humana. Los ensayos clínicos son estrictamente regulados por organismos nacionales e internacionales que varían, dependiendo de la legislación de cada país; pero obligatoriamente existe un comité ético independiente.Lo que debe resaltarse es que todos los participantes tienen el derecho al acceso a la información antes de que se les realice cualquier procedimiento o se les administre cualquier droga. El paciente debe firmar un documento, llamado “Consentimiento informado”, y por supuesto antes defirmar el consentimiento informado el paciente puede preguntar todo lo que desee. Y luego de ello tomar la decisión informada. El doctor no es el diablo ni usted Fausto. Así que aun habiendo aceptado participar y firmado el documento, el paciente puede retirarse del ensayo en cualquier punto sin mediar palabra alguna.

Los ensayos además tienen de cinco a seis distintas fases. En la fase preclínica es en la que encontramos a nuestros amigos los cuyes, que de momento siguen teniendo origen andino. A saber si mañana resultan siendo caribeños o árabes. Los animales son utilizados en la fase preclínica para ver cómo actúa esta nueva droga en el modelo animal utilizado: cómo se absorbe, qué órganos son afectados y cómo se degrada la droga en el organismo, entre otras cosas. La mayoría de ensayos clínicos no pasan a la siguiente fase, y todo el dinero y tiempo invertido se va a la basura.Los pocos que sí pasan a las siguientes fases medirán la seguridad, la dosis y la eficacia del nuevo medicamento.

Un medicamento debe ser medido: cómo funciona y con qué eficacia. Los resultados además pueden variar de acuerdo a la etnia. Algunas personas creen que esto es una patraña para utilizar a la población de países pobres como ratas de laboratorio;pero solo basta con hacer una búsqueda simple y leer acerca de la hipertensión en poblaciones de origen africano y de origen europeo. Cada uno responde de forma distinta a un tipo de fármaco.Los latinoamericanos no estamos bien representados en ensayos clínicos, y los jóvenes de quince a treinta años de cualquier origen simplemente no aparecemos. Si no hay representación no hay forma de saber si la droga que ha funcionado en hospitales de veinte países alrededor del globo también funcionará en nosotros.

Hoy escribo sobre este tema porque el viernes pasado fui por una receta al médico de guardia. Como iba esperando ya cerca de dos horas para ser vista, estaba buscando algo con qué entretenerme. Así que note que en la recepción del hospital tenían panfletos y flyers con información acerca de grupos de apoyo para enfermos con cáncer, grupos de alcohólicos anónimos, tips para cuidadores de personas mayores y también había un papelito que ponía: “¿Estás interesado en participar de un ensayo clínico?”.

Muerta del aburrimiento comencé a leer el papelillo, porque me pareció muy interesante que los médicos de cabecera se involucren en el reclutamiento de pacientes en ensayos clínicos. En ese momento la doctora me llamó y, mientras me tomaba los signos vitales, le comenté que había visto ese tríptico informativo en recepción. Y me dijo: ¿Ah sí? ¿Me puedes traer uno?

Algo no estaba funcionando si el propio médico no tenía ni puñetera idea de que se realizaban ensayos clínicos en su centro. Le di rienda suelta a mi lengua y comencé a comentar acerca de algunos ensayos clínicos que se estaban realizando y acerca de las dificultades que se enfrenta el mundo en general con la inclusión de pacientes. En ese momento me dijo: “Mi hija está estudiando medicina, y si mañana me dijera que va a participar en un ensayo clínico la mataría. No me gustan los ensayos clínicos porque creo que no es ético usar a la gente como animales”.

Mi consulta se extendió por media hora más simplemente porque quería que se enfrentara a los molinos de vientos montados en su cabeza. Por suerte era una mujer con la que podía discutir, luego de calmar su carácter mediterráneo abrasivo. ¿Si una mujer educada, al menos de nivel de licenciatura, piensa esto, ¿qué esperanza tenemos para el resto de mortales?Esto sí que es descorazonador. Así que por favor les invito a leer acerca de los ensayos que se realizan en Perú y en el mundo. No le den un portazo a la ciencia y al progreso.

 

Rocío Valverde

 
Rocío Valverde
28 de agosto del 2017

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