José Beteta

El río Chili: paisaje ideal para reformar la salud pública

El sistema de salud debería ser integrado, único y depender del Minsa

El río Chili: paisaje ideal para reformar la salud pública
José Beteta
10 de mayo del 2018

 

Imagine, querido lector, que se encuentra contemplando el río Chili, en Arequipa, desde algún jardín del Malecón Bolognesi. Mientras lo contempla, le doy un dato: si uno toma como referencia el río de sur a norte, hacia la margen izquierda existen cuatro clínicas privadas y un solo centro de atención del Estado, y hacia la margen derecha existen cuatro centros de atención del Estado y una sola clínica privada.

Ahora le pregunto, si usted quisiera lograr una prestación eficiente y de calidad en ambas márgenes del Chili, ¿qué haría? Lo más probable, por su formación empresarial, es que nos proponga —en un escenario ideal— que dado que la infraestructura, el equipamiento y el recurso humano ya existe en cada margen, se fortalezca el sistema de intercambio prestacional público-privado, con el control adecuado, tarifarios claros y estándares de calidad homogéneos.

En un escenario ideal, repito, pero no en el actual. Una reforma de esa naturaleza implicaría mucha voluntad política. Pero sobretodo implicaría que el Estado tenga tarifas unitarias actualizadas y transparentes por tratamiento; que la política salarial y laboral de los doctores se sincere y renueve para poder sacar el mejor provecho de sus horas de trabajo; que los sistemas de historias clínicas, abastecimiento de medicamentos, y otros sistemas logísticos estén integrados y en línea. Implicaría además un cambio profundo de mentalidad en el personal administrativo, las enfermeras y los doctores del sistema estatal, quienes por primera vez tendrían que trabajar con metas de eficiencia y en un ámbito de competencia.

Finalmente, una reforma así no podría ser realizada “por la libre”, desde el gobierno regional arequipeño que, dicho sea de paso, viene ejecutando muchas iniciativas exitosas en este sector. Se necesitaría del concurso y compromiso del Ministerio de Salud (Minsa) y de EsSalud, lo cual la tornaría más lejana y utópica aún.

Y esto da tristeza, como cuando se canta un buen harawi arequipeño, porque el escenario geográfico es idóneo y la oportunidad, quizás sea única.Aunque la nueva ministra de Salud ha dado en el blanco con varias iniciativas de corto alcance, no notamos entusiasmo alguno para hablar de reformas de largo alcance, de esas que se piensan desde el Malecón Bolognesi, contemplando el Río Chili.

El sector que requiere más reformas de fondo es este, y aún siendo tan evidente su situación crítica, nos dimos el lujo de tener cuatro ministros en un solo año (Para que se hagan una idea, el actual ministro de Salud y Protección Social de Colombia tiene cinco años y siete meses en el cargo, y su cartera solo ha tenido cuatro ministros en más de 15 años). Por ello, el presidente Vizcarra y la actual ministra no pueden ser “egoístas”, ni en la calidad ni en la velocidad de las reformas, y deben poner sobre la mesa públicamente aquello que se “puede” hacer en el corto plazo y aquello que se “debe” en el largo plazo.

No son pocos los especialistas que opinan que el sistema de salud debería ser integrado, único y depender del Minsa. Tampoco son pocos los que opinan que el paciente debería tener una mayor libertad de elección, mejores tratamientos y medicamentos de última generación, no solo medicinas baratas. ¿Cuándo hablaremos de lo importante sin dejar de atender lo urgente? ¿Cuándo escucharemos la voz de la realidad y la evidencia?

 

José Beteta
10 de mayo del 2018

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