Herberth Cuba

El Minsa y los gobiernos regionales

El Minsa y los gobiernos regionales
Herberth Cuba
29 de septiembre del 2017

Reflexiones del Estado y en reformas de salud

La relación de los tres niveles de gobierno, nacional, regional y local en salud debería estar alineada, en un nivel de coordinación y articulación para lograr la complementariedad, la ayuda reciproca y que no se dupliquen las actividades de gobierno en la atención médica, de salud, las emergencias y desastres. Los tres niveles en un Estado unitario trabajan bajo la rectoría del gobierno nacional. Es decir, se determinan con claridad las competencias y funciones, de cada nivel de gobierno, bajo la conducción del Ministerio de Salud (Minsa).

Sin embargo, la reforma de salud del lustro pasado transfirió la salud a los gobiernos regionales, en contraposición de la propia Ley de Bases de la Descentralización que plantea que la función de salud es compartida entre los tres niveles de gobierno. Es obvio, que lo que se comparte no se transfiere. Ese error ha significado la pérdida de la rectoría del Minsa y la autonomización de los gobiernos regionales en salud. El Minsa ha sido puesto en la difícil tarea de ejercer la autoridad sanitaria sin poseer rectoría.

El proceso de descentralización ha creado un nuevo mapa de la salud en el país, porque cada gobierno regional establece su propia política de salud, en modo autónomo y a veces no cooperante con el gobierno nacional u otros gobiernos regionales. Esta realidad ha obligado al Minsa mantener una relación de coordinación con los gobiernos regionales, a través de convenios interinstitucionales, en lugar de ejercer la rectoría como esencia de la autoridad política. Esta anomalía ha llevado a entender en modo equivocado, que el ejercicio de la rectoría se traduce en la firma de convenios.

En el lustro pasado se creó la Comisión intergubernamental de Salud (CIGS) como el espacio de coordinación y articulación entre el gobierno nacional con los gobiernos sub nacionales en salud y cuyo producto era las firmas de convenios con cada una de las regiones del país. La realización de eventos llamados GOREs, impulsados por el propio presidente PPK crearon un nuevo espacio de coordinación al más alto nivel, en el que participan los propios gobernadores regionales y los ministros.

Las reuniones de la CIGS se suspendieron por que habían distorsionado su naturaleza y su función. El espacio de concertación, coordinación y aprobación de convenios, se había convertido en un espacio de reclamos de los directores de salud de las regiones. Además, los convenios firmados eran actas no vinculantes y sin capacidad coercitiva en caso de incumplimiento. La fractura de la relación de los gobiernos regionales con el Minsa se había consumado.

El nuevo gobierno ha optado por realizar eventos participativos con las municipalidades, eventos macro regionales a través de estrategias de reuniones en el centro, sur, oriente y norte de nuestro país. Esta nueva forma de relacionarse con las regiones intenta posicionar la rectoría del Minsa y lograr la socialización de los indicadores y metas institucionales, con la finalidad mejorar los convenios de gestión con cada una de las regiones, y que la población se beneficie con más y mejor atención de salud. Además, que los propios servidores cobren su bono por cumplimiento de metas.

La firma de los nuevos convenios de gestión del 2017 debería significar una revisión exhaustiva de los indicadores y metas que se exigen, pero además diseñar mecanismos para acompañar, monitorear y fiscalizar su cumplimiento. Pero eso no basta. Es necesario el fortalecimiento de la rectoría del Minsa, que signifique replantear la relación como autoridad sanitaria nacional, con los gobiernos sub nacionales.

A esta preocupación legislativa del Minsa se ha unido el Congreso de la República a través de iniciativas legislativas propias. No es posible mejorar los indicadores sanitarios en, por ejemplo, la anemia infantil, la desnutrición crónica, la promoción de la salud, la lucha contra las epidemias, los desastres, las emergencias, equipamiento, medicamentos, infraestructura de salud, atención médica recuperativa, mesas de dialogo con la población, entre otros aspectos sin la adecuada capacidad resolutiva y una óptima respuesta sanitaria unitaria del Sistema Nacional de Salud.

El reto es que los poderes Ejecutivo y Legislativo complementen sus esfuerzos para corregir el error del lustro pasado y fortalecer la rectoría del Ministerio de Salud.

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29 de septiembre del 2017

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