El gobernador cusqueño propone revolución regional

Un nuevo proyecto para superar el fracaso de la regionalización

El miércoles 27 en el club empresarial de San Isidro (Lima), se desarrolló el evento organizado por Telefónica del Perú sobre inversión regional, alianzas públicos privadas y el sistema de obras por impuestos. El cónclave empresarial, al que asistieron las principales empresas del país, tuvo como expositor principal al gobernador regional cusqueño, Edwin Licona. Las cifras e imágenes que presentó sobre las precarias condiciones de colegios, postas médicas y redes viales son alarmantes. Fue un mensaje muy claro a los empresarios: “requerimos que nos ayuden a ser la región más competitiva en todos los rubros, porque Cusco está en los ojos del mundo y no podemos estar en esta situación. Además, solos no lo podemos hacer”.

Licona estuvo acompañado de varios alcaldes provinciales y distritales, quienes también pidieron vehementemente que los ayuden a solucionar los problemas de agua y desagüe, centros de salud, etc. Los pedidos eran interminables, las empresas estaban acosadas por cientos de demandas. Claro, si no hay Estado, menos gobierno, las empresas sustituyen al Estado incompetente o ausente. El gobernador relató los problemas que encontró en la región, especialmente las obras paralizadas y en conflicto, y puso como ejemplo el caso del hospital Lorena. Señaló que esa oscura etapa la tenían que superar. Fue una presentación muy profesional, parecía un pueblo unido con objetivos mayores, hecho que celebramos en estos tiempos de fragmentación y mediocridad gubernamental.

Licona, propone una alianza con las grandes empresas para disminuir el déficit de infraestructura productiva y social de la región, bajo el modelo de obras por impuestos, alianzas público-privadas en infraestructura como las del monorriel que cruza la ciudad, el túnel de la Verónica hacia la Amazonía cusqueña; el teleférico de Choquequirao (proyecto birregional con Apurímac) y el Hatun Wasi, el centro digital más grande del Perú, que se encargará de la seguridad, la tele educación, la tele salud y el archivo digital de todas las instituciones cusqueñas, incluido un museo de la memoria y el gobierno electrónico. Es decir, una región moderna manteniendo viva su cultura y tradiciones.

Sin embargo, esta primera presentación es solo una golondrina que no hace un verano. Falta que el pueblo haga suya la propuesta; es decir, construir un idea de desarrollo que salga de las provincias altas y de La Convención, abandonadas por el centralismo cusqueño de las anteriores gestiones. Licona tiene que convencer a las grandes empresas de invertir en la región e incorporar al pueblo a este proceso. Son dos componentes primordiales para legitimar un nuevo modelo regional.

Las empresas tienen una propuesta inédita: “construyamos juntos la infraestructura que la región necesita para ser más competitiva, una región en la que ustedes ganarán dinero”. No deberían rechazar una alianza de ese tipo. Es verdad que falta articular políticamente la propuesta, pero allí está. Además, viene de la capital histórica de Sudamérica, la ciudad que todos quieren conocer por su historia, cultura y belleza. Ante la ausencia o deserción de las elites, la tecnocracia empresarial puede convertirse en la vanguardia revolucionaria que transforme la sociedad, como lo señalara el viejo Marx en el Manifiesto Comunista de 1848.

Nuevos tiempos, nuevas alianzas. Nada impide a los cusqueños y a las grandes empresas ser aliadas, solo se requiere voluntad política y estar dispuestos a afrontar juntos todas las dificultades políticas y burocráticas. Un nuevo proyecto regional que en el Cusco debe ser debatido con seriedad, ante el fracaso gerencial de la regionalización.

Tino Santander Joo