Rocío Valverde

Desmantelamiento de la jungla de Calais: niños refugiados

Desmantelamiento de la jungla de Calais: niños refugiados
Rocío Valverde
24 de octubre del 2016

Es un milagro que hayan sobrevivido años en la jungla

La navidad está a la vuelta de la esquina y a mí me ha tomado desprevenida. Este diciembre viajaré a España para pasar las fiestas con mi tía y de paso aprovechar de la deliciosa comelona de nochebuena. Intenté comprar dos billetes para viajar por avión, pero los precios están por las nubes para mi bolsillo millennial. El espíritu de Bilbo Baggins nos embargó y así decidimos embarcarnos en un viaje por carretera y mar: ¡Me voy a la aventura!

El viaje comenzará con dos horas de viaje hacia los arrecifes de Dover, donde cogeremos un ferry hacia el puerto de Calais en Francia. Luego desde Calais conduciremos once horas hasta llegar a la comunidad autónoma del País Vasco. Debo admitir que al llegar al puerto de Calais no puede dormir tranquila porque fuimos bombardeados diariamente con periodicazos de batallas campales. Hemos visto camiones atacados por desesperados refugiados queriendo llegar al Reino Unido para clamar asilo, también camioneros cubriendo sus camiones con patas, morro y careta de cerdo para "volverlos" haram, y camiones embistiendo contra refugiados que amenazaban con piedras. Y una larga sarta de agresiones mutuas que no vale la pena comentar.

Así he recordado que el día de hoy una vez más, y por última vez, la policía va a ingresar al campo de refugiados para proceder al desmantelamiento de las chabolas de la zona sur. Se espera que  se repita el escenario de marzo: caos, luchas violentas, protestas e infiltrados de ONG en la jungla de Calais. Los refugiados serán reubicados en diferentes centros de acogimiento en Francia. Deben de olvidarse del sueño de llegar al Reino Unido atravesando el Eurotúnel.

Las autoridades francesas esperan que la jungla esté completamente demolida para diciembre. ¿Lo lograrán? ¿Qué ocurrirá en Calais con el tráfico masivo que llega con las fiestas navideñas? La desesperación de los refugiados próximos a ser desalojados, junto con el lentísimo tráfico, podría resultar en vehículos particulares siendo emboscados en mayor proporción que los años anteriores.

Con el  anuncio del desmantelamiento de Calais, el acuerdo entre el Reino Unido y Francia debía de concretarse con prisa, y así sucedió.  Esta semana, como acordaron, llegaron los primeros niños  refugiados a la estación de Croydon, ubicada en el sur de Londres. Los familiares residentes de estos niños esperaban en la calle la llegada del autobús para dar comienzo a sus celebraciones. Debemos recordar que es un milagro que algunos hayan sobrevivido años en la jungla sin estar acompañados por ningún adulto, y siendo presa fácil para los traficantes de personas. La prensa, de todo tipo, se encontraba intranquila al acecho de los niños. Las flashes se comenzaron  a disparar y con ellos llegarían las primeras reacciones.

La controversia ha sido creada por la falta de previsión, o eso queremos creer. Las caras de los refugiados han sido expuestas para crítica de todo el mundo. Bigotes, cuerpos rechonchos y musculatura desarrollada sugieren que algunos refugiados pueden que no sean tan juveniles como sus documentos acreditan.  Para algunos, entre ellos varios miembros del Parlamento, esas fisonomías no cuadran con lo que ellos consideran adolescentes y piden pruebas dentales y psicológicas. Pobres de aquellos a los que les estén saliendo la muela del juicio, no tengan una crisis existencial o no sufran cambian de humor repentinos, pues no califican como adolescentes rebosantes de desasosiego.

Lo más triste y decepcionante es que se escucha por las calles, de boca de la minoría ruidosa, que esos niños, así tengan de 15 a 17 años, deberían haberse quedado en su país a luchar. Panda de cobardes los llaman. Se preguntan por qué todos son hombres. ¿Dónde están las mujeres? Escuché esto, por cierto, de una mujer británica, pero de abuelos y padres polacos. ¿Adivinen cómo llegó su madre a Inglaterra? Bajo la Ley de reasentamiento polaco de 1947. Cuánto hay de cierto en aquella frase de Machado: “Todo lo que se ignora, se desprecia”.

Yo me pregunto qué hacían ustedes a los quince. ¿Los que vivieron el terrorismo del IRA siendo niños pensaron en formar comandos paramilitares para evitar que siguieran atacando al Reino Unido? O  incluso en el mismo Perú, acaso a alguien se le hubiera ocurrido mandar a sus hijos mayores de 14 años a luchar contra la banda de psicópatas liderada por el más grande jijuna Abimael Guzmán? ¿Alguien entiende ese energúmeno razonamiento?


Rocío Valverde  

Rocío Valverde
24 de octubre del 2016

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