Editorial Política

Un gabinete de unidad nacional como salida a la crisis

Al margen de la posibilidad o no de la vacancia presidencial

Un gabinete de unidad nacional como salida a la crisis
  • 21 de octubre del 2020

Más allá de si se concreta o no el nuevo proceso de vacancia presidencial en el Congreso, la propuesta de conformar un gabinete de unidad nacional, o de salvación nacional, es la única alternativa viable para enfrentar la crisis de gobernabilidad que han desatado las denuncias contra el presidente Vizcarra.

En la hipótesis de que existan los votos para aprobar la vacancia por incapacidad moral, Manuel Merino, actual presidente del Congreso, asumiría la jefatura de Estado para garantizar las elecciones nacionales y la gobernabilidad hacia el 2021. La pregunta que surge es, ¿acaso podría hacerlo sin convocar un gabinete de las personalidades con mayor predicamento en la República? Todo parece indicar que no. Igualmente, en la hipótesis de que se rechace la nueva vacancia en el Congreso, ¿acaso podría el presidente Vizcarra conducir el Estado y garantizar las elecciones nacionales sin convocar a un gabinete de unidad nacional? No se necesita abundar en mayores razonamientos para responder negativamente.

De allí la enorme importancia de la idea de un gabinete de unidad nacional, o de salvación nacional, para evitar la implosión de la institucionalidad de la República. Considerando la distancia del presidente Vizcarra de las prácticas de diálogo y entendimiento de la política democrática, cualquiera podría señalar que estamos frente un wishful thinking. Sin embargo, lo que parece imposible en política a veces se logra en los momentos límites. Además, es la única manera en que el jefe de Estado lograría evitar una tercera o más mociones de vacancia.

Un gabinete de unidad nacional, de aquí hasta el 2021, debería devolverle al Gobierno la pluralidad de corrientes y tendencias que existen en el país, y que se han venido expresando en las últimas elecciones nacionales. Desde el referendo pasado, sin embargo, el presidente Vizcarra ha estado gobernando con la izquierda. Y el pasado Gabinete Zevallos, en la práctica, fue el gabinete del Frente Amplio y la izquierda radical. 

Restablecer la unidad nacional permitiría que el Estado, el Ejecutivo y el Congreso abandonen la guerra política que está desmoronando las instituciones republicanas y ha comenzado a derrumbar el modelo económico, con una de las megarrecesiones más graves que enfrenta una sociedad de ingreso medio en el planeta. Únicamente basta detener la guerra política para que las instituciones vuelvan a reconstruir los puentes derribados y se inicie un proceso de regeneración política e institucional, para llamarlo de alguna manera.

A partir de ese nuevo momento político, entonces, estaremos en condiciones de garantizar las elecciones nacionales del 2021 y evitar que la economía se precipite en los ciclos autodestructivos de las recesiones. En este contexto, la posibilidad o no de que se concrete la vacancia, solo es un factor más de la crisis. Ni el Ejecutivo ni el Congreso, por sus niveles de desprestigio y deterioro institucional, están en condiciones de organizar por sí mismos la salida republicana que necesitamos frente a la crisis. La idea de un gabinete de unidad nacional, pues, es el factor decisivo.

Los gabinetes del presidente Vizcarra se han caracterizado por la improvisación, la inexperiencia y la extrema medianía. Por estas consideraciones el Perú, no obstante tener la mejor posición fiscal de América Latina, luego del estado de emergencia y la pandemia enfrenta una de las peores megarrecesiones planetarias; y en la pandemia ha tenido el número de muertos por millón más alto del mundo. Hoy somos noticia por el peor manejo económico y sanitario mundial. Y este resultado se presenta a pesar de tener profesionales de primer nivel en cualquier área de la salud y la economía.

Es hora, pues, de entregar la conducción del Estado a quienes más saben. Si no se enrumba por ese camino todo se parecerá al espejismo que cegó al presidente Vizcarra, quien consideró que gobernar era sumar puntos en popularidad en base al gesto y la información, al margen de las muertes y millones de empleos perdidos que nos dejó la pandemia.

  • 21 de octubre del 2020

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