Toromocho en la mira

Ecologismo radical busca paralizar uno de los motores de la reactivación

En las redes sociales virtuales, y bajo el lema ”Morococha resiste”,  se desarrolla una intensa campaña que sostiene que la mina Toromocho estaría contaminando con uranio los ríos Mantaro y Rímac, que abastecen de agua a las principales ciudades y localidades del centro del país, desde Huancayo hasta Lima. Todo indica que detrás de la campaña están los ecologistas radicales que utilizan la defensa del ambiente como coartada para impedir la inversión privada y asfixiar el modelo económico que ha reducido la pobreza y la desigualdad en nuestro país como nunca antes se ha visto.

La ofensiva extremista se produce en momentos en que el gobierno se propone destrabar proyectos de inversión en minería, hidrocarburos y energía por US$ 24,000 millones y cuando apuesta por la reactivación de la economía mediante la operación de Las Bambas, Toromocho, Constanza y Cerro Verde (ampliación). El apuntar contra Toromocho es apunta contra uno de los emprendimientos claves para recuperar un ritmo de crecimiento que le salve la cara al país en el 2015 y el 2016. Así están las cosas en la antes llamada estrella de América Latina.

La estrategia de los ecologistas radicales ya es conocida: Alarmar a la población a partir de mentiras que acusan a la actividad minera de envenenar las tierras de cultivo, de acaparar el agua o de contaminarla. Un ejemplo emblemático es el caso de Tambogrande, donde para “salvar el limón y el ceviche”, obligaron a que se retirara la minera Manhattan, y hoy se callan ante la irrupción de la minería informal que arroja toneladas de mercurio sobre esas tierras y sus ríos.

En Cajamarca dicen que la minería le quita el agua a los campesinos, cuando usa solo el 2% de ese recurso, lo recicla y lo devuelve limpio. Antes pararon Conga alegando que las lagunas afectadas por el proyecto son la fuente de agua de Cajamarca, sin embargo diversos estudios han demostrado que esas aguas están altamente mineralizadas y son tóxicas.

Ahora, para impedir Toromocho, dicen: “ se envenenará el río Rímac con Uranio, el Mantaro, y los campos de cultivo de las zonas andinas de Huarochirí (Lima) y Yauli (Junín), matando la agricultura que provee de alimento a Lima…”. Otra mentira inmensa, pues esa mina produce solo cobre, molibdeno y plata. Ya antes intentaron truncarlo oponiéndose al traslado de Morococha, pero fracasaron.

Los ecologistas radicales también han montado aparatos de agitación y activismo social bajo varios membretes, como el Frente de Lima por la Vida y la Asamblea de Pueblos de Lima y Callao (APLICA). Ésta última, en su página web, señala que: “busca ser un espacio estratégico que articule las luchas del pueblo limeño y la ejecución de la voluntad de la gran mayoría de la población mediante el ejercicio de la democracia directa y popular...”  Más claro, el agua.

La importancia económica de Toromocho es enorme: al año producirá un millón de toneladas de concentrado de cobre, 10 mil toneladas de óxido de molibdeno y 4 millones de onzas de plata; generará 2500 empleos directos y 7500 indirectos durante 32 años; y considerando un precio promedio de 3 dólares el cobre aportará US$ 7,600 millones por Impuesto a la Renta, 3,800 millones por canon minero y 760 millones por regalías.

Llama la atención sobre todo la pasividad e inacción de nuestras autoridades frente a esta nueva ofensiva. No conocemos ninguna respuesta a esta campaña. El plan de reanimación del crecimiento económico está en peligro porque Toromocho está en la mira de los ecologistas radicales. No podemos permitir que se salgan con la suya.

26 Set 2014