Editorial Política

¡Todo el Perú con Luis Bedoya Reyes!

Respaldo total a gesto de líder socialcristiano

¡Todo el Perú con Luis Bedoya Reyes!
  • 05 de julio del 2017

Respaldo total a gesto de líder socialcristiano

La decisión del presidente Kuczynski de que Luis Bedoya Reyes no participe en la reunión del próximo martes entre el jefe de Estado y Keiko Fujimori, la lideresa de la oposición, es un hecho inexplicable con respecto al último patriarca de la política peruana. Cuando Keiko envió la carta al presidente solicitándole una cumbre y le sugirió que Bedoya Reyes participe en el cónclave, es evidente para todos que la lideresa del fujimorismo había logrado la aquiescencia del patriarca socialcristiano para lanzar la iniciativa. En otras palabras, la propuesta de que don Luis Bedoya participe en la junta seguramente se hizo porque a ningún peruano de buena voluntad se le ocurriría que el jefe de Estado iba a negarse a semejante colaboración.

¿Por qué es tan trascendente un testigo, un veedor, en una cumbre entre PPK y Keiko Fujimori? Por la sencilla razón de que ya hubo una primera cumbre a instancias del Cardenal, Juan Luis Cipriani y, después de varios meses, la polarización Ejecutivo-Legislativo continuó agravándose.

Pero eso no es todo. Los sectores del extremismo antifujimorista —que han colonizado gran parte del Ejecutivo— suelen sostener que el fujimorismo es el único responsable del choque de poderes y plantean la tesis de “tensión y colaboración”, eludiendo la posibilidad de un acuerdo real entre pepekausas y fujimoristas. A esta estrategia se suma una coalición mediática antifujimorista y, entonces, se configura el clima de polarización presente. Y si añadimos la inevitable reacción naranja, entonces tenemos la fórmula perfecta para el fracaso: deterioro general de la institucionalidad, desborde de la criminalidad y una economía que se acerca peligrosamente a la recesión.

El Perú es un país sin instituciones enraizadas en la sociedad y sin personalidades que se constituyan en referencias políticas y morales. En este contexto, desdeñar el papel de bisagra del último patriarca vivo de la política peruana es una gigante monumento al despropósito. Por ejemplo, los tres ex presidentes elegidos en la democracia post Fujimori están cuestionados por diversas investigaciones y no pueden cumplir el papel que deberían desarrollar para intentar superar la cruenta polarización Ejecutivo - Legislativo, que afecta a la gobernabilidad.

Invocar el nombre de Mario Vargas Llosa, el único Nobel peruano, es fomentar el enfrentamiento por sus curiosas posiciones a favor del extremismo antifujimorista. El papel de la Iglesia en el establecimiento de puentes también ha sido dinamitado por el radicalismo antifujimorista luego de que se desarrollara la primera cumbre entre PPK y Keiko. ¿A quién entonces recurrir como mediador, como puente, para arribar a los acuerdos? Es incuestionable que cualquier peruano de buena voluntad tendría que haber señalado a don Luis Bedoya Reyes, el último patriarca vivo de la política peruana.

Cuando existe una polarización como la que enfrenta a un Ejecutivo de la tercera bancada legislativa y un Legislativo con mayoría absoluta opositora, el extremismo a ambos lados de la mesa del diálogo siempre buscará dinamitar los entendimientos. Algo de eso ha pasado con la decisión del jefe de Estado de no aceptar un testigo en la nueva cumbre PPK y Keiko. Algo de eso también se lee en la curiosa sugerencia del jefe de Estado de llevar los acuerdos de la reunión del próximo martes a un gaseoso Acuerdo Nacional que representa a todos y a nadie.

Todo parece indicar que el Perú contempla quizá el último esfuerzo de convergencia real entre Ejecutivo y Legislativo, entre pepekausas y fujimoristas, porque luego de varios intentos frustrados es evidente que la inercia de la polarización se impondrá. Y todos los peruanos con sentido común también sabemos que el esfuerzo de convergencia apunta a recuperar gobernabilidad; pero, sobre todo, a reflotar a la administración pepekausa que empieza a naufragar por los propios errores acumulados. Allí reside la paradoja: un gobierno que se hunde y se niega adoptar la única estrategia que evitará el naufragio. Por estas consideraciones solo nos resta decir que todo el Perú debe apoyar el gesto de don Luis Bedoya Reyes, que busca sumar todos los esfuerzos para alcanzar el entendimiento necesario entre Ejecutivo y Legislativo.

 
  • 05 de julio del 2017

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