Editorial Política

¡Sigue el populismo! ¡Ahora son los teléfonos!

Proponen control de precios y cese de pagos

¡Sigue el populismo! ¡Ahora son los teléfonos!
  • 01 de junio del 2020

Un sector de congresistas vuelve a levantar la ola populista buscando controlar precios y alterar las relaciones entre empresas y usuarios. En esta ocasión se trata de las tarifas telefónicas y la posibilidad de corte de la conexión a Internet. Cabalgando sobre la feroz recesión que se fagocitará cerca del 15% del PBI, destruirá cerca de dos millones de empleos en las ciudades y aumentará el número de pobres en tres millones (sumando 9 millones en total), los políticos populistas le venden la idea a la gente de que acabando con las reglas del mercado se acabará con “los abusos millonarios de empresas que se han vuelto más ricas sobre la pobreza de los demás”.

El argumento demagógico es fuerte: corte de la conexión a Internet cuando las escuelas públicas y privadas se desarrollan a través de la enseñanza digital. ¡Malditos empresarios que no les interesa la niñez! Sin embargo, lo que no dicen los demagogos es que las empresas de telecomunicaciones vienen anunciando la posibilidad de fraccionar la deuda con las empresas hasta por 12 meses, sin intereses ni corte de servicios. 

Pero eso no es lo más grave: las empresas de telecomunicaciones, a través de la línea móvil, mantienen sin excepción la posibilidad de acceder a la plataforma Aprendo en casa, al margen del fraccionamiento de la deuda o del pago del servicio. ¿Por qué entonces los populistas vuelven a agitar banderas absurdas e irresponsables? 

Los colectivistas deberían saber que la morosidad indiscriminada –que hoy llega al 50%– en los servicios de telecomunicaciones, según la Asociación de Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN), está afectando a más de 12,000 empleos directos y 100,000 indirectos, y pone al borde del abismo a alrededor de 5,000 empresas peruanas. ¿Acaso no debemos salvar empresas y empleos para evitar que aumente la pobreza y las tragedias sociales?

Los demagogos y populistas, en busca del aplauso del día y del posicionamiento electoral, han encontrado en el control de precios, las regulaciones e, incluso, en el cese de pagos de los servicios, banderas a agitar en medio de la tragedia. Los blancos hasta hoy han sido las pensiones en educación, los precios de las medicinas, los intereses y obligaciones en los bancos y ahora los servicios de telecomunicaciones.

¿Cuáles son las consecuencias de la propuesta populista cuando se reducen pensiones educativas, se congelan intereses y obligaciones bancarias y servicios de telecomunicaciones de manera indiscriminada? El primer resultado es que los números de las grandes corporaciones se ponen en rojos y algunas son empujadas a la quiebra. ¡Maldito defensor de los ricos y poderosos! No, amigo demagogo, ¿acaso no sabes que 40 grandes corporaciones –todas las que serían afectadas por el populismo controlista– pagan el 85% de los ingresos del Estado por impuesto a la renta? ¿Amigo demagogo, acaso no sabes que de los US$ 65,000 millones anuales que despilfarran los burócratas y políticos en gastos del Estado, más del 70% lo aportan las grandes empresas?

El segundo resultado es que cuando las empresas entran en aprietos por las regulaciones de precios y ceses de pagos, les resulta imposible ayudar a quién realmente necesita apoyo. Por ejemplo, imaginemos una reducción de pensiones educativas del 50%, promovido por nuestros populistas. Si existe una mitad de padres de familia que puede pagar porque pertenece al sector de la economía formal y globalizada, y otra mitad de familias en aprietos económicos, el colegio solo recibiría el 25% del total de sus ingresos anuales. Sin una rebaja indiscriminada podría recibir el 50% de sus ingresos normales y estaría en condiciones de otorgar fraccionamientos de pago e incluso becas a los padres en apuros. El populismo evita esa política y desencadena la quiebra del colegio.

Lo mismo sucede en un banco. Si se congelan los intereses o se cesan los pagos de manera indiscriminada, la empresa no deja de recibir 30% o 50% de sus ingresos anuales por la recesión, sino mucho más. En este contexto, es imposible fraccionar deudas o refinanciar obligaciones. Y, bueno, lo mismo sucederá con las empresas de telecomunicaciones.

Si las cosas son así, ¿qué entonces busca el populista con este tipo de propuestas? Es evidente que persigue el aplauso de la semana. Sin embargo, el comunista, el colectivista, busca aprovecharse de la desesperación que desencadena la recesión para quebrar a la empresa privada, liquidar al sector privado, y proceder a estatizarlo todo. Es la manera más directa y breve de llegar al poder sin haber ganado una elección. Advertidos estamos, pues.

  • 01 de junio del 2020

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