La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Luego de la elección de José Williams como presidente del Congreso queda una lección que todos los demócratas deben aprender: ¡cuando se enfrenta una amenaza autoritaria, la unidad de la oposición puede representarlo todo!
En la elección del presidente del Legislativo, el 12 de septiembre pasado, pudo haber ganado Luis Aragón, candidato de Acción Popular, pero directamente vinculado a los “niños” del Legislativo y al Gobierno de Pedro Castillo. Los 13 votos viciados y los 3 en blanco, al parecer, fueron los sufragios de los militantes de Perú Libre que habrían recibido la orden de Vladimir Cerrón de abstenerse de apoyar cualquier alternativa. Al parecer Castillo y los sectores palaciegos decidieron jugar su propio partido ignorando a Perú Libre. En ese momento Cerrón quiso dejar en claro que el Gobierno no puede ganar sin el apoyo del perulibrismo. Y, efectivamente así sucedió. Ante la inminente derrota de Aragón, otros sectores se inclinaron por Williams.
La división de la oposición antes de la elección de William, entonces, fue el peor error cometido, luego de la elección de Castillo, por los sectores que defienden la Constitución. Si el Gobierno ganaba la presidencia del Congreso, la resistencia democrática al proyecto autoritario de la constituyente se habría quebrado, tal como alguna vez sucedió en Venezuela, lo que permitió la instalación de la tragedia colectivista en Venezuela por varias décadas.
La oposición entonces necesita reinventarse, superar sus propios errores. Una clave para avanzar en este proceso es comprender que la propuesta de la vacancia presidencial debe ser entendida como un proceso, mientras no se logren los votos en el Congreso. De lo contrario, reducir la estrategia opositora a vacancia o no vacancia, sin contar con los votos legislativos, es condenarla a la derrota y a la desmoralización general.
La estrategia de sumar los votos por la vacancia, pues, tiene que combinarse con una estrategia que busque representar los intereses inmediatos de la ciudadanía: mayor oferta de empleo, incremento de los ingresos y enfrentar la disparada de los precios de la canasta básica familiar. Y todas estas demandas, tan urgentes para la población, tienen una relación directa con la defensa del modelo económico. Si la oposición no entiende esta ecuación no ha entendido nada.
Por ejemplo, si hoy no hay suficiente empleo, si los ingresos de la gente no se recuperan a los niveles que tenían antes de la pandemia y si la inflación importada no puede ser asumida por los ciudadanos, solo se explica porque este año, según todos los organismos especializados, la inversión privada crecerá cero en el país.
¿Por qué el crecimiento nulo de la inversión privada es tan determinante en la situación de la gente? La inversión privada genera más del 80% del empleo nacional, aporta más del 80% de los ingresos fiscales y representa el 80% del total invertido en el país. Cualquier estrategia de reactivación económica en el país está condenada al fracaso si no se relanza la inversión privada.
En ese contexto, las peores amenazas a la inversión privada han sido la constituyente, las propuestas de las nacionalizaciones y los decretos laborales del sector Trabajo, que prohíben la tercerización y fomentan la sindicalización libérrima. ¿Por qué el Congreso no ha derogado las señaladas normas? Una polarización en el Congreso alrededor de la derogación de las normas laborales, a nuestro entender, definiría una nueva línea divisoria entre el oficialismo –que propone la constituyente y la colectivización de la economía– y la oposición democrática.
Igualmente, en el terreno de la seguridad ciudadana, la gente se siente desprotegida, sin alternativa. La oposición acaba de aprobar una ley que prohíbe remover al comandante general de la Policía Nacional del Perú, una medida clave para evitar el maltrato al que suelen someter a la policía las corrientes comunistas y progresistas.
En síntesis, lo que pretendemos señalar es que mientras se sumen los votos a favor de la vacancia, la oposición tiene la posibilidad en el Congreso de gobernar y evitar un mayor deterioro nacional. Y con esta actitud podrá mantener su urgente y necesaria unidad.
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