Editorial Política

Pandemia, reactivación y elecciones: ¡Una sola estrategia!

La única responsabilidad y obligación de administración Sagasti

Pandemia, reactivación y elecciones: ¡Una sola estrategia!
  • 10 de enero del 2021

Es evidente que el Perú enfrenta un rebrote de la pandemia –al margen del debate sobre una segunda ola– por el fracaso del Estado en la elaboración de una política de contención del Covid. Luego de casi un año de pandemia, políticas de confinamiento y estado de emergencia, en el Perú siguen faltando pruebas moleculares, camas para hospitalizados por el coronavirus y camas UCI, al margen del heroísmo y profesionalismo de nuestros médicos, enfermeras y policías.

Cuando las camas UCI comienzan a faltar, cuando una vez más empieza escasear el oxígeno –con la indolencia de burócratas que desdeñan el aporte privado–, vale precisar que el contrato con Sinopharm para adquirir 38 millones de dosis de vacunas contra el Covid es una noticia esperanzadora, pero no suficiente para poner a los peruanos a buen recaudo de los efectos de la pandemia en el 2021. De alguna manera este año el Estado, la sociedad y los ciudadanos, debemos lidiar contra la pandemia sin vacuna. El tiempo parece no alcanzar.

De allí que necesitemos con extremada urgencia un sistema de detección del virus en base a pruebas moleculares masivas. Necesitamos volver a contratar a todo el personal de salud especializado en la primera línea de atención, cuyos contratos no se renovaron el pasado 31 de diciembre. Y sobre esta base se requiere fortalecer el enfoque comunitario (organización y movilización de la sociedad) y consolidar la línea de primera de atención del sistema de salud. El gran problema es que –todo así lo indica– el cambio de estrategia solo será posible con un relevo de la actual ministra, Pilar Mazetti, quien se empeña en repetir los errores de la pasada administración Vizcarra.

El gobierno de Francisco Sagasti debería entender que de una estrategia adecuada en la contención del Covid, en realidad, depende el éxito o el fracaso del Ejecutivo en el relanzamiento de la economía y garantizar las elecciones de abril de este año. No debemos olvidar que los yerros de la pasada administración Vizcarra en la contención de la pandemia explican que el Perú, en determinado momento, llegará a tener el mayor número de muertos por millón de habitantes en el planeta. Pero también una de las recesiones más destructivas del planeta. Un fracaso frente a la pandemia, entonces, se convierte en fracaso económico.

El fracaso en la contención de la pandemia y la ofensiva comunista de la mesa directiva del Congreso pueden terminar ahogando al sector privado y desatando una ola de quiebras masivas de empresas antes de las elecciones de abril. La nueva ley agraria y la norma que establece topes a las tasas de interés causarán quiebras de las empresas más pequeñas del sector agroexportador y excluirán a los más pobres del crédito formal, en precisos momentos en que las proyecciones económicas indican que la economía nacional empieza a rebotar y se puede crecer por encima del 7% –es decir, recuperar parte de los destruido por la megarrecesión– en el presente año, y no obstante la incertidumbre electoral.

Pero no solo se trata del éxito o el fracaso en la contención de la pandemia o en el relanzamiento de la economía nacional. Si el fracaso acompaña a la administración Sagasti en el tema sanitario, de alguna manera se estaría comprometiendo la transparencia del próximo proceso electoral. Si no se contiene la pandemia las restricciones para desarrollar la campaña se acentuarán y se atentará contra el derecho de los electores a informarse sobre las propuestas de los 24 candidatos en carrera electoral.

La administración Sagasti, por el bien del Perú y por el éxito del propio gobierno, entonces, debería distanciarse de las agendas particulares que buscan controlar políticamente las instituciones (como el caso de la Policía Nacional del Perú ) y de las estrategias comunistas que buscan destruir el sector privado, como una manera de centralizar el poder en el Estado. El Ejecutivo debería entender que es un gobierno interino y que el éxito o el fracaso solo se medirá en la contención de la pandemia. Lo demás es solo lucha estéril por el poder.

  • 10 de enero del 2021

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