La comisión de Constitución del Congreso de la R...
¿Se puede hablar de una concertación nacional sin el Apra y el fujimorismo? El gobierno anuncia con todas las luces y reflectores el diálogo político convocado por la jefa del Gabinete, Ana Jara, que, a diferencia de iniciativas anteriores, tendrá la participación del propio presidente Ollanta Humala y de Nadine Heredia en calidad de presidenta del Partido Nacionalista. Sin embargo el cónclave no contará con la participación de los ex jefes de estado ni de las principales fuerzas de oposición. Es decir, no asistirán Alan García, ni Keiko Fujimori, y Alejandro Toledo “envía” a un representante. ¿Se puede hablar de un diálogo nacional en esos términos? Es evidente que no, sobre todo, porque los líderes del aprismo y del fujimorismo han sido los principales blancos de la polarización que inició el nacionalismo desde el primer día que asumió el poder. Todos conocemos el peso de la bancada parlamentaria del fujimorismo en el Congreso y la fuerza electoral de Keiko. Todos sabemos también que García es una locomotora fuera de lo común en la política peruana. ¿Puede haber, entonces, un diálogo nacional sin la presencia de estos dos actores? El Perú es un país sin tradición de acuerdos, pactos y diálogos. Antes que los consensos han primado los disensos. En el siglo XX, Víctor Raúl Haya de la Torre, un concertador adelantado a su época, desarrolló pactos con sus enemigos acérrimos con objeto de evitar la guerra civil. Sin embargo su voluntad de pactar fue vilipendiada por los radicalismos de siempre. Se le calificó desde traidor hasta otros adjetivos más gruesos. Bajo estas consideraciones, ¿qué significa que el gobierno insista con bombos y platillos que el diálogo de hoy va de todas maneras? En nuestra sociedad podría estar produciéndose una devaluación de este concepto fundamental en todas las democracias con relativa salud. Es decir, la palabra diálogo estaría perdiendo su acepción porque, finalmente, no lleva a ningún lado y solo sirve para desarrollar estratagemas para seguir aislando y combatiendo al opositor. De allí que las figuras más relevantes de la oposición que asistan al cónclave convocado por Jara deberían solicitar que este tipo de conversaciones continúen siempre y cuando se logre enganchar al fujimorismo y al Apra en el proceso de consultas. Si no se produce un giro en el desarrollo del diálogo quedará en evidencia que el gobierno está ganando tiempo para oxigenar al Gabinete y luego regresar con su recurrente estrategia de polarizar. También quedará en evidencia que la administración nacionalista pretende una tregua política en el preciso momento en que se anuncia una verdadera bomba política contra Nadine Heredia con la increíble compra de propiedades de parte de sus familiares, un hecho de impredecibles consecuencias para la gobernabilidad del país. En otras palabras, el cónclave de hoy, antes que extender los puentes necesarios entre oficialismo y oposición para que el espacio público adopte un humor, un estado de ánimo diferente, para desarrollar el cronograma electoral hacia el 2016 y las reformas necesarias para enfrentar la desaceleración, podría significar el recrudecimiento de las batallas sin sentido que inició el oficialismo desde el primer día en el poder. Y la palabra diálogo estaría convirtiéndose en concepto sin valor, como una moneda devaluada en extremo por la hiperinflación. 09 - Feb - 2015
COMENTARIOS