La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Sobre la respuesta del estado ante los desastres naturales actuales. Los desastres naturales que vienen causando muerte y destrucción en el país están desnudando las deficiencias estructurales enormes de un Estado incapaz de prevenir y también de llevar ayuda oportuna a los damnificados. Son, por cierto, deficiencias de larga data, heredadas del estatismo del siglo XX, que subsisten aún porque los gobiernos de este siglo se han negado reformar el Estado para erradicarlas. Para comenzar, hay una gran confusión sobre lo que está sucediendo. Se ha dicho que es normal que llueva fuerte en esta temporada, pero no es verdad. Las lluvias torrenciales en la costa norte son anómalas, y en la sierra llueve solo de diciembre a marzo y ya estamos en abril. Pareciera que El Niño se hubiese adelantado. ¿Qué está pasando realmente? ¿Dónde está el jefe del INDECI? ¿Que plan de emergencia se está ejecutando para enfrentar el desastre? ¿Cuál es el balance de los daños personales y materiales? ¿Se está llevando oportunamente ayuda a los damnificados? ¿Tiene INDECI suficientes carpas, frazadas, medicinas y alimentos no perecibles para atender a los damnificados? Urge que el gobierno responda a estas interrogantes. El Estado tiene un fondo de contingencia total de S/.3,100 millones y otro especial de S/.275 millones para enfrentar El Niño. No obstante ello no se ve una respuesta efectiva y organizada al desastre. El gobierno nacional ni los gobiernos regionales responden como debieran hacerlo. La defectuosa regionalización iniciada el 2006 ha desarticulado al Estado al transferir presupuestos, organismos públicos y facultades de gobierno a regiones que no tienen capacidad de gestión. Esto sumado al imperio de la tramitología y la burocracia han convertido el aparato estatal en un enorme paquidermo sin capacidad de responder a una emergencia. Qué diferencia con Chile, donde las autoridades han instalado de inmediato, en sus escuelas públicas, albergues transitorios con camas, colchones, frazadas, alimentos, agua y atención médica de urgencia, para socorrer a los adultos mayores damnificados. El gobierno nacional y las regiones han movilizado pronto todos sus recursos para enfrentar la catástrofe. Por ejemplo, en la localidad de Chañaral, el gobernador Yerko Guerra, informó: "tenemos un programa para restablecer las condiciones básicas que nos permitirá restablecer en pocas horas el 90% del suministro eléctrico”. Las agencias meteorológicas de los Estados Unidos advirtieron desde abril del 2014 que El Niño llegaría este verano, pero pareciera que la noticia no llegó hasta las autoridades peruanas ya que no se ha visto una labor preventiva al respecto. He aquí otra diferencia con Chile, cuya Oficina Nacional de Prevención de Desastres Naturales estuvo monitoreando todo el tiempo la evolución del fenómeno. De otra parte, preocupa el impacto que tendrá el fenómeno sobre la economía, ya que el menor crecimiento de ésta afectará sobre todo a los más pobres. Se calcula que si El Niño es débil el Producto Bruto Interno (PBI) bajará 0.5 puntos porcentuales, pero si es fuerte caerá 3 puntos. Y si vemos que la proyección de crecimiento económico de este año es menos de 4%, entonces estamos ante un problema muy serio. Los sectores productivos más afectados serían la pesca y la agricultura. La primera ya tuvo el 2014 una caída de -27.94% por el calentamiento de las aguas que se sumó a las restricciones impuestas a la pesca por el Estado, mientras que la segunda está siendo perjudicada por el clima y las lluvias torrenciales, que vienen afectado los sembríos de frutas, espárragos y otros productos de exportación. Mientras tanto, las fuertes precipitaciones siguen causando inundaciones en el norte y en la selva y huaycos en los Andes; mientras que sobre la sierra alta y el Altiplano caen granizadas intensas, y en el litoral fuertes oleajes han dañado la infraestructura y embarcaciones pesqueras en 101 de un total de 107 puertos, muelles y otros embarcaderos. Solamente en Tumbes hay 10,000 familias damnificadas por el desborde del río del mismo nombre, mientras que en Cajamarca, en la sierra de la Libertad, en Moquegua y Arequipa numerosos pueblos están aislados porque las lluvias han destruido los caminos. Falta ver ahora la capacidad del Estado para reconstruir los daños, en particular la infraestructura vial, sanitaria y de riego afectada por la naturaleza. Esperamos que no sea una labor desastrosa. 02 - Abr - 2015
COMENTARIOS