En Junín no se distribuyen alimentos ni cuadernos

El Gobierno Regional de Junín (GRJ) ha dispuesto que no se distribuirán los alimentos del programa nacional Qali Warma ni los materiales educativos correspondientes al presente año hasta que no se levanten el estado de emergencia y la cuarentena social establecidos por el Ejecutivo. Sacos de arroz, bolsa de fideos, cajas de leche, atún, galletas, cereales en barra, galletas nutritivas con fechas de caducidad, entre otros, pertenecientes al programa de alimentación Qali Warma, están inmovilizados en las instituciones educativas estatales (IEE) de los quintiles de pobreza 1 y 2 (zonas muy alejadas). 

Por los procedimientos establecidos, los alimentos fueron entregados dos semanas antes de iniciar el año escolar; es decir, a mediados de febrero. Alimentos que, en poco tiempo, se malograrán y terminarán en la basura. Si bien es verdad, el estado de emergencia –impuesto por el Ejecutivo para detener el avance de la pandemia del coronavirus– interrumpió todas las actividades nacionales sin previo aviso, también es cierto que los gobiernos locales y regionales tienen la ineludible responsabilidad de distribuir las bolsas de alimentos compradas por el Gobierno, sobre todo en tiempos de recesión y pérdida de millones de empleos. Estos alimentos del programa Qali Warma deberían ser repartidos a los escolares cumpliendo estrictamente con los protocolos de prevención de contagio –distanciamiento entre personas y uso de tapabocas y guantes–, casa por casa o convocando a los padres de familia. 

Y así como los alimentos Qali Warma se podrían distribuir con los criterios sanitarios de la distancia social, los cuadernos de trabajo deberían ser entregados con las mismas prevenciones. En estos momentos de emergencia nacional –con recesión, interrupción de la cadena de pagos y quiebras de empresas– no se pueden desperdiciar alimentos ni menos materiales del sector educativo.

Todos los recursos disponibles sirven para no perder el año escolar 2020. El plan de educación a distancia Aprendo en Casa, diseñado por el Ministerio de Educación (Minedu) ha sido establecido por el Gobierno para los colegios públicos. Vale señalar que los cuadernos de trabajo que fueron entregados a las regiones para distribuirse a los centros educativos urbanos y rurales también han sido publicados en el portal del Minedu. No obstante, en los actuales procesos de enseñanza, el libro en físico sigue siendo importante para profesores y alumnos. Por esta razón, los profesores están fotocopiando por cuenta propia los cuadernos que no se distribuyen. 

En medio de esta situación no se puede desconocer el entusiasmo de la mayoría de profesores del sistema público con respecto del programa Aprende en Casa. En este contexto –según señalan profesores de Junín– se ha convocado a los padres de familia por teléfono para ofrecerles a sus hijos el mejor servicio educativo. Sin embargo, en las zonas rurales hay problemas: ausencia de conectividad telefónica (por la falta de disposición de antenas) y, por tanto, de servicios de Internet. Asimismo, una encuesta realizada por un profesor de Mito (en Concepción, considerado zona rural 3, menos alejada) a los padres de sus alumnos dio el siguiente resultado: de un total de 16 padres, 4 señalan no tener computadora, 2 no tienen Internet, 15 tienen televisor, 3 de ellos no utilizan el servicio Whatsapp. De otro lado, entre la radio y la televisión, los padres de familia prefieren la televisión para el estudio de sus hijos. La misma situación se repite en otras zonas rurales del país. 

Los docentes han decidido salvar el año escolar 2020. Coordinan con los padres de sus alumnos para establecer los horarios adecuados para interactuar con los escolares por Whatsapp, para hacer seguimiento a las clases, tareas y evaluaciones. Incluso existen profesores que han improvisado en sus hogares pizarras y filman clases para enviarlas a sus alumnos, para reforzar el programa Aprendo en Casa.

Contra el pesimismo y derrotismo de ciertos dirigentes de los profesores, vinculados al marxismo, la mayor parte de los docentes está del lado de sus alumnos. En esta situación tan adversa, no hay duda: el año escolar no se pierde.