Editorial Política

¡Las elecciones nunca pueden estar en peligro!

Graves declaraciones de la ministra de Salud

¡Las elecciones nunca pueden estar en peligro!
  • 19 de enero del 2021

Una de las características de los sistemas republicanos, de las experiencias democráticas, es el vínculo sagrado que tienen con los sistemas institucionales establecidos para controlar el poder político y expresar la voluntad de las mayorías, y también de las minorías. Una de las claves de estos sistemas de control político, obviamente, son las elecciones generales, en las que se expresa la soberanía ciudadana, y se eligen a los congresos y a los ejecutivos.

En el Perú, nuestra Carta Política establece que el Poder Ejecutivo y el Congreso se eligen mediante sufragio. En ese contexto, el presidente de la República representa a la nación y se constituye en el primer magistrado de la República, y el Congreso en la asamblea que expresa la pluralidad democrática de la sociedad. El recambio político e institucional, realizado a través de las elecciones nacionales, según lo establecido en la Constitución, en ese contexto, es un principio sagrado.  La Carta Política no contempla causa alguna de postergación de transmisión del mando establecido para el 28 de julio del 2021. Alterar ese principio por una situación de emergencia, cualquiera sea su naturaleza, de una u otra manera quiebra las bases del sistema republicano.

El mayor paradigma de esta aseveración se expresa en la manera como el constitucionalismo inglés preservó sus sistemas de control del poder en medio de una de las más terribles amenazas que haya soportado en su historia: la ofensiva nazi hitleriana, que, prácticamente, bombardeó varias ciudades inglesas y dejó a Londres casi en ruinas. Sin embargo, la fortaleza de las instituciones determinaba que, en medio de los bombardeos, la Cámara de Representantes cuestionara, interpelara y sometiera a los ministros al más estricto control. Los edificios de Londres fueron demolidos por las bombas hitlerianas, pero las instituciones de la monarquía constitucional inglesa permanecieron firmes en medio de ese horror de sangre y cemento. Y continúan sólidas en estas primeras décadas del siglo XXI. Así se comportan las repúblicas y las monarquías constitucionales que se organizan en base a la soberanía ciudadana, al funcionamiento de las instituciones, y el control del poder político.

¿A qué viene todo esto? La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, en una reciente entrevista dejó entrever la posibilidad de que las elecciones generales de abril de este año estuvieran en cuestión por el avance de la pandemia. Esa afirmación es, de por sí, inaceptable, y levanta una serie de sombras sobre el futuro institucional del país. Sombras que se agregan a los yerros y fracasos que acumula el Estado, ya sea durante la pasada administración Vizcarra o el actual Gobierno interino de Francisco Sagasti.

Hasta hoy el Estado ha dejado en evidencia que carece de una política de contención de la pandemia. Y si nos basamos en los anuncios y acuerdos que ha presentado el Ejecutivo para firmar contratos que garanticen la vacunación de los más de 30 millones de peruanos, es evidente que las cosas no están aseguradas en el 2021. Por lo tanto, el Perú requiere una política de contención de la pandemia que baje la curva de contagio y que evite el colapso del sistema hospitalario y el incremento del número de muertes por la falta de unidades de cuidados intensivos (UCI). Hasta ahora la administración Sagasti sigue repitiendo los mismos errores de la pasada administración: falta de pruebas moleculares, insuficiente equipamiento del sistema hospitalario y falta de camas UCI (aunque el ex presidente Vizcarra prometió 5,000 camas UCI). El número de hospitalizados sube y las camas de los hospitales prácticamente están al tope y ya no quedan unidades UCI libres, mientras que el número de muertos comienza a incrementarse y a acercarse a los peores momentos de la primera ola de la pandemia.

Si en este contexto de falta de políticas públicas de salud para enfrentar a la pandemia, un ministro de Estado menciona la posibilidad de que las elecciones generales no se realicen, estamos ante un problema capital de gobernabilidad. Cualquiera podría señalar que la falta de políticas públicas para la contención de la pandemia se debe a que alguien, o algún sector, pretende perpetuarse en el poder utilizando la emergencia nacional. Terrible.

Felizmente, el llamado Consejo de Estado se reunió recientemente en Palacio de Gobierno y encargó al Ministerio de Salud elaborar los protocolos y criterios sanitarios para el desarrollo de las campañas electorales. Esos protocolos y planes deben ser presentados antes de los próximos quince días. En ningún momento se mencionó la posibilidad de posponer las elecciones nacionales.

En los sistemas republicanos, en las experiencias democráticas, la conducta de los actores políticos es fundamental para desarrollar la predictibilidad institucional, sobre todo de las autoridades de Gobierno. La nueva Mesa Directiva interina del Congreso y el presidente interino de la República han sido designados por el parlamento con un solo objetivo: garantizar la realización y la transparencia de las elecciones nacionales. Sin embargo, es evidente que junto a esta tarea principal la asamblea del Congreso también decidió encargar a la nueva administración el relanzamiento de la política de contención de la pandemia.

Como se aprecia, entonces, el control de la pandemia en este año, en el que no está asegurada la vacunación de la población peruana, es fundamental para garantizar las elecciones nacionales. Es decir, la realización de un quinto proceso electoral sin interrupciones, no obstante el grave deterioro institucional, político y económico en que ha dejado al país la pasada administración Vizcarra.

Igualmente la eficacia en la contención de la pandemia resulta fundamental para relanzar el crecimiento de la economía nacional, hoy sumada en una grave recesión que ha destruido más del 10% del PBI y que ha lanzado a la pobreza a más del 10% de la población. Sin control de la pandemia el crecimiento económico, el proceso de inversión y de generación de empleo, entra en peligro general. No hay, entonces, economía sin una estrategia para la contención de la pandemia. 

La administración Sagasti, entonces, tiene que dejar de enviar señales imprecisas sobre el futuro de la institucionalidad del país, porque en una república las elecciones para el recambio del poder son simplemente sagradas. Asimismo, se tiene que pensar que a los muertos que dejan los yerros en la política sanitaria, también se comenzarán a sumar los muertos que deja la pobreza por falta de crecimiento, inversión y generación de empleo.

Es hora, entonces, de posponer intereses particulares, y pensar con la grandeza a la que obliga cualquier experiencia de construcción republicana.

  • 19 de enero del 2021

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