La comisión de Constitución del Congreso de la R...
A propósito de la negativa de Kuzcynski a integrar el frente nacional que propone Alan García
Pedro Pablo Kuczynski acaba de ratificar que postulará como candidato presidencial el 2016. La reiteración de la candidatura es un asunto relevante considerando su edad, pero lo curioso es que PPK aprovechó la ocasión para deslindar cualquier posibilidad de aliarse con Alan García, luego de que éste lanzara la propuesta de organizar un frente nacional.
El pronunciamiento de PPK es clarísimo: el espacio no fujimorista está en abierta disputa entre él y García. No es necesario ser demasiado zahorí para leer el subtexto que subyace en el pronunciamiento del líder pepekausista. Algo más. El asunto es de a verdad, porque Perú Más acaba de ser inscrito en el Jurado Nacional de Elecciones. Es decir, hay candidato y partido propio
Como la mayoría de observadores señala, las posibilidades de Keiko Fujimori de ingresar a la segunda vuelta del 2016 son reales. Semejante eventualidad, inevitablemente, desatará la resurrección del antifujimorismo que, a estas alturas del siglo XXI, comienza a ser una verdadera curiosidad para la sociología y la psicología. Hasta los historiadores tienen espacio en el tema, porque la reacción anti tiene algo que ver con las guerras y persecuciones religiosas que se trasladaron de la península ibérica a la Colonia.
Es en el universo no fujimorista donde PPK pretende moverse como pez en el agua, pero con una clara ventaja. No padece de los males del anti como Alan, males que se expresan en el anti aprismo o anti alanismo, extrañezas que ya sobreviven durante dos siglos. En otras palabras, antes de que empiece el partido, PPK tiene el marcador a su favor, pero ya sabemos que la política es el reino de la voluntad humana, un arte que depende de estrategias y tácticas, en el que las ventajas no significan nada.
El deslinde de PPK contra la posibilidad de una alianza con García ha coincidido con la reaparición del gris Sergio Tejada del nacionalismo, quien ha hecho de la persecución política de García su único activo político. Tejada ha vuelto a remover el tema y en nombre de la fallida Megacomisión ha solicitado que el Poder Judicial revise el fallo que exonera a García de las investigaciones congresales. Una vez más la posibilidad de ensombrecer la democracia con la intención de inhabilitar a un candidato en carrera electoral.
Pero aquí la pregunta no es cuál es la intención del nacionalismo sino cuál será la reacción de PPK y, obviamente, del fujimorismo. Todos sabemos que García es un temible rival en cualquier elección. Le ganó a Humala, con toda la historia y los antecedentes en contra, luego de jalarle la lengua a un incontinente Hugo Chávez. Es una tremenda tentación para cualquier candidato con posibilidades de ingresar a la segunda vuelta ponerse a silbar ante la obsesión nacionalista. Pero todos sabemos que si la inhabilitación pasa, de una u otra manera, se dibujará un enorme signo de interrogación sobre el proceso electoral del 2016.
No solo se desatarían acciones judiciales nacionales e internacionales sino que la garra autoritaria de Palacio podría volver a lanzar un zarpazo. ¿Cómo? Nadie puede predecirlo. Lo único que debemos recordar es que el gobierno nacionalista de Ollanta Humala y de Nadine Heredia ha respetado la democracia y la economía de mercado porque una mayoría política, social y mediática hizo escuchar su voz.
Es en este contexto que el análisis tiene que registrar el factor PPK. Un candidato con enormes posibilidades, pero a quien un gobierno arrinconado pretende hacerle unos guiños para ver, como se dice, si muerde el anzuelo. Cuando el ministro de Economía, Alonso Segura, lucha contra la desaceleración, el régimen vuelve a envilecer la política.
Por Víctor Andrés Ponce
10 - nov - 2014
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