El golpe de Vizcarra, los medios y el futuro de la democracia

En una reciente entrevista en RPP, Alejandro Salas, ex ministro de Pedro Castillo y abogado de Martín Vizcarra, llega a sostener una serie de absurdos inaceptables con respecto al informe que recomienda inhabilitar por diez años a Vizcarra por el cierre inconstitucional del Congreso. Salas sostiene que la inhabilitación del Legislativo es parte de “una persecución política para eliminar adversarios…” y que “estamos en una dictadura parlamentaria donde se eliminan adversarios, como en Venezuela”.

Salas puede argumentar cualquier cosa con respecto a la democracia peruana, pero en este caso es responsabilidad de los periodistas y los medios permitirle despacharse con tantas licencias y ligerezas con respecto al informe que se aprobó en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Legislativo. En cualquier caso, en los medios se debería reflexionar seriamente si vamos a repetir todos los errores que nos llevaron a una guerra sin sentido en donde, finalmente, Castillo se encumbró con el poder.

¿Qué no está sucediendo para que los medios acepten todo tipo de opiniones, incluso, aquellas que cuestionan el Estado de derecho? La responsabilidad de cualquier medio se acrecienta cuando es evidente que Salas sabe y entiende que Vizcarra no podrá ser candidato el 2026 por las inhabilitaciones que ha procesado el Congreso y también por el proceso penal que enfrenta el expresidente. Sin embargo, al sostener que “se eliminan adversarios”, de una u otra manera, se pretende enrarecer las próximas elecciones nacionales señalando que una dictadura parlamentaria eliminó a un candidato.

Si vemos el desarrollo de la actual crisis nacional, que proviene de una feroz guerra política en la que todos los argumentos eran válidos, las responsabilidades están repartidas entre los partidos, los empresarios, la sociedad civil y las instituciones, pero también los medios de comunicación. Si los medios, con la enorme influencia que tienen en la sociedad, hubiesen tenido actitudes más constructivas con respecto a la polarización y la guerra política y hubiesen buscado caminos de entendimiento quizá el resultado sería otro. Cuando Alejandro Salas en una radio de primer orden nacional sostiene que el expresidente Vizcarra es un perseguido político, de alguna manera intenta reeditar esos momentos en que el Perú se bloqueó y encumbró a Castillo en el poder.

En medio de la crisis institucional y la ola de violencia criminal, apostar por enrarecer las próximas elecciones nacionales es promover la disolución del país en medio de una anarquía generalizada. Todos sabemos que el llamado vizcarrismo no tiene la fuerza ni las posibilidades de desarrollar una estrategia de este tipo. Sin embargo, es necesario denunciar esta estrategia para que las instituciones, la sociedad civil y los medios permanezcan alertas ante esta nociva intención de un sector al que no le interesa el futuro nacional.

Por todas estas razones, los peruanos de buena voluntad, las instituciones y los medios de comunicación deberían tener un consenso sobre lo nocivo que fue para la democracia peruana el cierre inconstitucional del Congreso. Y desde ese acuerdo inicial asumir nuestras responsabilidades institucionales y comunicacionales con el país. Hay sectores que pretenden señalar que existe una dictadura parlamentaria y que se eliminan candidatos no solo para enrarecer las próximas elecciones nacionales, sino también para promover una supuesta insurgencia democrática.

En cualquier caso, la responsabilidad de los medios está planteada e invocamos a la reflexión general.