Editorial Política

El fenómeno del mudo

El fenómeno del mudo
  • 20 de agosto del 2014

Analizando los sorprendentes resultados de Luis Castañeda en las encuestas                                                                                                           

Los resultados de la última encuesta El Comercio-Ipsos sobre la próxima elección municipal en Lima confirman que estamos ante un hecho inédito en nuestra historia electoral: Un candidato lidera las preferencias del electorado y se perfila como el favorito para ganar esos comicios manteniéndose en silencio, sin dar entrevistas ni discursos. ¿Cómo explicar este caso singular y sorprendente?

Una aproximación autorizada al respecto la acaba de hacer el publicista y estratega de campañas Hugo Otero, quien destaca el hecho de que Castañeda está creciendo en las encuestas porque ha elegido comunicarse con los electores a través de las redes sociales de la Internet, sin pasar por los medios de comunicación tradicionales: prensa, radio y televisión. El avance de Castañeda también se explica por sus visitas visitas cotidianas a barrios, plazas y mercados, visitas que son difundidas primero en las redes y luego publicadas en los medios tradicionales.

Otero precisa que los estrategas de Castañeda están explotando como nunca antes se hizo en contiendas electorales el uso masivo de los teléfonos inteligentes (smartphones) para potenciar, por ejemplo, una foto de campaña colocada por el candidato en una o varias redes sociales. Estos elementos indican que el equipo de Castañeda está innovando en cómo hacer campaña electoral, y probablemente este cambio será mucho más nítido en los comicios del 2016. Otero señala que, de cada diez teléfonos celulares, 3 son smartphones. Es decir, herramientas capaces de grabar imágenes y sonidos que pueden ser subidos inmediatamente. En el 2016 de cada diez celulares 6 serán teléfonos inteligentes. Se avecina, pues, una revolución a nivel de la comunicación política.

De acuerdo al análisis del estratega Castañeda no necesitaría a la prensa tradicional sino que ella necesitaría de él. Es decir, en medio de esta campaña, de una u otra manera, se está comprobando la enorme potencia democratizadora de las redes sociales donde todos somos emisores y consumidores de información al mismo tiempo.

Vemos entonces que el silencio de Castañeda Lossio es relativo, se restringe a los medios tradicionales, porque su palabra sí se lee y su voz sí se escucha a diario en millones de smartphones y computadoras personales que reproducen los vídeos colocados de su campaña. Su silencio ante los medios tradicionales obedece entonces a una estrategia diferente que podría ser discutible, pero que sin duda le ha resultado exitosa: En la encuesta que comentamos la intención de voto a su favor ha crecido de 53% a 57%, mientras que su más cercana seguidora, Susana Villarán, bajó de 10% a 8%. El anti-voto de la alcaldesa es tan fuerte que si Castañeda no compitiera, el 15% votaría por Salvador Heresi y el 13% por Villarán, según el mismo sondeo.

Pero al margen de la campaña, el fuerte apoyo a Castañeda puede explicarse porque aún está fresca la obra pública que realizó, una de las más grandes que haya ejecutado un burgomaestre capitalino, y también porque es inevitable comparar aquella gestión con la pobre administración actual. Otro factor podría ser una reacción ciudadana de rechazo a la guerra sucia lanzada contra el líder de Solidaridad Nacional por los diarios que apoyan a Villarán.

A estas alturas de la campaña, la alcaldesa debe estar arrepentida de haber perdido dos años preciosos de su gestión en los que, en vez de continuar la obra de su antecesor para legitimarse como gestora, se dedicó a perseguirlo. Rompió lanzas además contra el Cardenal Cipriani, el ex presidente Alan García, el fujimorismo, etc., en un intento aparente de perfilarse como la futura candidata presidencial de la izquierda.

Sería injusto decir que Villarán no hizo nada. Ha sentado las bases para una reforma del transporte, lo cual es importante, pero pudo haber hecho mucho más de haber optado por concertar en vez de confrontar. Se dejó arrastrar por la ideología y ahora paga la factura política de ese error: Marcha hacia una derrota dura y segura.

Mientras tanto, la consistencia y persistencia de los resultados de las encuestas parecen indicar que la mayoría de los electores ya tiene su voto decidido a favor del ex alcalde. Si no hay sorpresas de última hora - vivimos en el Perú- lo más probable es que en octubre próximo no habrá Fenómeno de El Niño, pero sí habría una victoria holgada de Castañeda que bien podríamos definir como el “Fenómeno del Mudo”.

  • 20 de agosto del 2014

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