La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Calendario electoral y acusaciones exacerban peligrosamente el encono político.
La investigación sobre lavados de activos que ha iniciado el Ministerio Público en contra de Nadine Heredia, debido a que otorgó un poder en una notaría de Matucana a su hermano Ian para que le maneje sus cuentas en el Perú y en el extranjero, echa más sombras sobre el gobierno nacionalista. Los movimientos bancarios de Nadine nos señalan que sus opositores tendrán harto material para la denuncia. De pronto, la sensación de que una mala noticia podría precipitar desenlaces que ningún demócrata quisiera que vuelvan a extenderse. El deseo de cualquier libertario es que el cronograma electoral se cumpla porque, en democracia, el cumplimiento de los plazos de los gobiernos elegidos es el fondo y forma de la libertad.
Si a esto le sumamos la innegable radicalización de Alan García como parte de una estrategia electoral en desarrollo y la respuesta del ministro del Interior, Daniel Urresti, quien dice que ya no tuitea pero vuelve a atacar, de una u otra manera el espacio político está bloqueado, entrampado en guerras sin fin. Todo esto sucede en el preciso momento en que los llamados al diálogo se multiplican de aquí para allá y la respuesta parece ser el viejo “diálogo de sordos”. ¿A qué viene todo esto?
Si el espacio público tuviese los puentes y carreteras que en toda democracia conectan al oficialismo con la oposición no habría esa sensación de precariedad que producen las denuncias contra la pareja presidencial. La investigación de lavado de activos en contra de Nadine Heredia ensombrece pues, mucho más, el escenario político y, de acuerdo a los movimientos bancarios detectados, conecta directamente el caso de Martín Belaunde Lossio con las investigaciones.
Cualquiera sea la respuesta de la Primera Dama ante los requerimientos de las investigaciones –como por ejemplo que el movimiento bancario correspondía a donaciones de campaña electoral- todo nos indica que el daño político al régimen oficialista será muy severo.
Muy lamentable que la estrella de América Latina en crecimiento económico y en reducción de pobreza atraviese estos percances, sobre todo cuando el Perú avanza hacia el cuarto proceso electoral sin interrupciones no obstante que en el siglo XX solíamos decir que nuestra sociedad estaba condenada a diez años de democracia seguidos de otra década de dictadura.
Uno de los efectos benéficos de una sociedad en la que los actores políticos dialogan es que se aleja la posibilidad de “judicialización” de la política. Es decir, la acción política no se confunde con la necesaria e irrenunciable labor de investigación de los fiscales y jueces. Pero en una sociedad enconada, envilecida por la polarización, el político olvida sus funciones públicas y se esfuerza por reemplazar a las autoridades judiciales.
En este Portal no estamos para defender al humalismo, porque lo hemos combatido sin cuartel cuando hubo amagues autoritarios en política y economía. Pero la democracia es uno de los mayores activos que hemos logrado en las últimas décadas y debemos cuidar semejante logro como si fuese la joya más preciosa del universo.
03 - Feb - 2015
COMENTARIOS