Editorial Política

¿El Covid-19 resucita al Estado?

¿Cómo actuará sector informal ante decisiones del Ejecutivo?

¿El Covid-19 resucita al Estado?
  • 19 de marzo del 2020

Paradojas de la política. El presidente que cometió el gazapo de señalar que era “jefe de gobierno” moviliza al Estado para enfrentar la guerra contra el Covid-19 en el Perú. De pronto, el presidente Vizcarra descubrió que existía el Estado en el Perú –tal como lo acaban de sostener Juan Paredes Castro y Dante Bobadilla– y, al margen de las falencias institucionales y económicas, asumió las decisiones correctas: decretó el estado de emergencia, la cuarentena social y el polémico toque de queda. Se puede dudar razonablemente del número total de infectados reportados, porque faltan masificar las pruebas y el paso de los días. Sin embargo, a estas alturas, se hace lo único que se puede hacer, cuando se conoce de los primeros 3 fallecidos por el coronavirus.

La administración Vizcarra, pues, descubrió el Estado. O para colocar las cosas en su sitio, descubrió la amenaza de un enemigo externo a la peruanidad (el coronavirus) que obligó a revivir el aparato estatal. De allí que el Ejecutivo haya movilizado al Ministerio de Economía, al sector Salud, al sector Educación, a las Fuerzas Armadas y Policiales. De alguna manera “los integrantes” del Estado mínimo liberal sacaban el músculo para guerrear contra el Covid-19. 

Los sectores de Cultura, de Ambiente, y los ministerios en que se ha diversificado los sectores productivos, no estaban presentes en la guerra contra el virus. Si no hubiese sido necesario utilizar los padrones del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) para repartir del bono de solidaridad de S/. 380 a los ciudadanos en pobreza y extrema pobreza, cualquiera hubiese dicho que estábamos ante el experimento práctico de una reforma del Estado: Economía, Salud, Educación y Seguridad. Faltaba Justicia para hablar del estado mínimo liberal.

Pero la resurrección del Estado es posible porque el Perú destina casi un 30% de su PBI al presupuesto estatal (más de US$ 60,000 millones). ¿Se imaginan si los recursos hubiesen estado bien distribuidos en los sectores del Estado mínimo liberal? Las posibilidades de la guerra contra el Covid-19 se habrían multiplicado. Pero vale precisar que la resurrección del Estado fue posible por el modelo económico que acumula tres décadas y que ha posibilitado triplicar el PBI, reducir la pobreza del 60% de la población a solo 20%, acumular reservas internacionales en más de US$ 60,000 millones, entre otros logros. Hay entonces muchas enseñanzas que extraer con respecto a la resurrección del Estado en la guerra contra el coronavirus.

Pero no solo el Ejecutivo contempló la resurrección estatal; también el mundo informal, extralegal y emergente, que desarrolla la desobediencia civil frente a las leyes que encarecen los costos de la legalidad y las sobrerregulaciones que convierten a los burócratas en una especie de dioses con enorme poder discrecional. Los especialistas señalan que la informalidad abarca el 60% de la economía y que no hay estrategia para superar el fenómeno. En ese universo informal algunos tienen ahorros para la cuarentena, mientras la mayoría trabaja para el diario. Allí hay un tema de fondo que debe atender el Ejecutivo, que debe superar el actual proceso de resurrección estatal, no solo con la distribución del bono de solidaridad sino con otras iniciativas. De lo contrario, la cuarentena puede desencadenar reacciones sociales desesperadas que complicaría en extremo la situación.

No obstante, si realmente pretendemos que la resurrección del Estado se transforme en una reforma integral en el mediano y largo plazo, la guerra sin cuartel contra el Covid-19 debe abrir la posibilidad de entregar derechos y posibilidades a las sociedades informales, a través de la simplificación administrativa del procedimiento estatal y la reducción de los costos de la legalidad. En ese sentido, en los campos de la legislación laboral y tributaria hay epopeyas que librar. Sin embargo, entregar derechos a los mundos emergentes y extralegales solo será posible si imaginamos la resurrección del Estado como parte del proceso de la construcción de una república: es decir, un gobierno de las instituciones para controlar el ejercicio del poder, la autoridad del Estado. En este contexto, restablecer el equilibrio de poderes es un objetivo fundamental.

La guerra contra el coronavirus es una guerra por preservar una de las condiciones fundamentales de nuestra humanidad: el deseo de proteger a los más desvalidos, a los ancianos y a los enfermos. Esa guerra parece haber posibilitado la resurrección del Estado. ¡Convirtamos ese proceso en uno de afirmación republicana!

  • 19 de marzo del 2020

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