La censura del ministro de Energía y Minas, Rómu...
Los candidatos que defienden el sistema republicano y la economía de mercado deberían convocar abiertamente a la ciudadanía a votar masivamente este 11 de abril, porque es la única manera de superar la tragedia sanitaria en que nos han sumido las administraciones de Martín Vizcarra y de Francisco Sagasti. No hay otra manera de defender la vida de nuestras familias y el futuro de la patria que ejerciendo el derecho al sufragio.
La actual administración Sagasti no solo ha continuado con la indolencia y negligencia el gobierno pasado en el manejo de la pandemia, sino que –en medio de la muerte de miles de peruanos– ha sostenido el viejo argumento marxista acerca de los enfrentamientos entre ricos y pobres para oponerse a que la sociedad y los privados puedan importar y distribuir las vacunas contra el Covid.
Se han sucedido varias semanas de esta lamentable decisión, y el monopolio estatal en la importación de las vacunas persiste sin que el Congreso y los tribunales se decidan a hacer prevalecer la Constitución y los tratados internacionales que establecen que todos tenemos derecho a defender la salud y la vida de nuestros padres, hermanos, esposas e hijos. El devastador monopolio estatal persiste pese a que nuestro texto constitucional señala que la salud se presta mediante servicios públicos y privados. Y mientras contemplamos cómo nuestros familiares se mueren sin siquiera recibir oxígeno.
El resultado del monopolio estatal de las vacunas es la continuidad de una aterradora letalidad y la imposibilidad de comprar las vacunas necesarias contra el Covid y garantizar la inmunización de nuestra sociedad en el 2021, tal como sucederá en la mayoría de sociedades de ingreso medio. En otras palabras, el monopolio estatal que denunciamos también será responsable de que no se relance plenamente la economía en este año, luego del cataclismo económico del 2020 que ha destruido el PBI en más del 11% del PBI, que ha creado un déficit fiscal de 10% del PBI y que ha aumentado la pobreza en 10% de la población.
En medio de este apocalíptico escenario hay algunos sectores que fomentan el miedo cerval contra las infecciones y la pandemia para acrecentar el ausentismo electoral en las elecciones y, de alguna manera, pretender alterar la voluntad ciudadana en las elecciones. Para nadie es extraño que estas campañas del miedo provienen de las corrientes colectivistas y comunistas, que observan cómo la gente le da la espalda a las fórmulas de la centro izquierda y las propuestas de convocar a una asamblea constituyente.
Ante estos hechos queremos señalar que el miedo ante la muerte sin sentido –por falta de vacunas– es absolutamente natural y todos los ciudadanos deben asumir todas las precauciones y los protocolos sanitarios. Sin embargo, si se trata de defender el futuro de la patria y de nuestras familias no hay otro camino que ejercer el derecho al voto para garantizar el relevo de este gobierno frívolo e indolente con la tragedia nacional.
La grandeza de los pueblos está construida de gestos heroicos y el hecho de que este 11 abril los ciudadanos de avanzada edad, los de mediana edad, los jóvenes e, incluso, electores con comorbilidades voten masivamente, será un acto heroico para cambiar el gobierno y defender la vida de nuestras familias. Finalmente, no hay mejor manera de poner en riesgo la vida que en defensa de la patria y la familia. De allí que cualquier nuevo gobierno deberá, en el acto, terminar con el negligente monopolio estatal de las vacunas.
Por todas estas consideraciones, los candidatos que defienden el sistema republicano deben invocar a que ningún peruano se quede sin votar, deben converger con una estrategia común de personeros para defender la voluntad popular y deben exigir al gobierno que no se restrinja a nadie su derecho al voto, en especial el de nuestros policías y militares.
COMENTARIOS