Editorial Política

Cae la DINI nacionalista

Cae la DINI nacionalista
  • 10 de febrero del 2015

¿Por qué fracasamos en construir sistemas de inteligencia democráticos? La reunión del diálogo nacional convocada ayer por el gobierno y en la que participaron 15 organizaciones (exceptuando las figuras relevantes del alcalde de Lima, Luis Castañeda, y de PPK) habría pasado como una noticia intrascendente si el gobierno no hubiese anunciado el cierre y la reorganización de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) durante 180 días. Además se informó que la reestructuración estará a cargo de un grupo de notables. Con el anuncio, la administración nacionalista pretendía entregar una flor al clamor opositor en contra de los reglajes de prominentes figuras del espacio público. De una u otra manera, Palacio recogía el guante y parecía reconocer que en la DINI habían existido hechos absolutamente inapropiados, aunque el propio Humala precisó que se debía continuar investigando a las empresas privadas que venden servicios de inteligencia. Es decir, los pecados también podían estar por ese lado. En todo caso, la administración nacionalista destapaba una olla de presión que amenazaba reventar desde adentro. Sin embargo, conscientes de que el diálogo no parece que irá a ningún lado por la ausencia del fujimorismo y el aprismo, vale preguntarse sobre, ¿cómo se vuelve a desmontar un sistema de inteligencia no obstante que luego de la caída del fujimorato se sucedieron hechos parecidos?  ¿No aprendimos acaso nada del SIN de Vladimiro Montesinos? En ambas experiencias parece haber una constante: se crearon aparatos de inteligencia que no respondían al Estado como tal, sino a una facción del gobierno de turno, a intereses políticos privados antes que a las necesidades de nuestra soberanía y la seguridad interna. Los reglajes que denunció la oposición se convirtieron en hechos insostenibles para cualquier gobierno en democracia, a menos que se pretendiera correr al filo mismo de la Constitución. El nacionalismo, pues, ha dado un paso atrás no obstante que había incrementado el presupuesto de la DINI en más de un 200% con respecto a las administraciones de Alejandro Toledo y Alan García. Ahora bien, los fracasos en construir sistemas de inteligencia democráticos tienen mucho que ver con las debilidades estructurales de la propia democracia. Finalmente, las debilidades institucionales se expresan en la ausencia de un sistema de inteligencia al servicio del estado y no a intereses facciosos de los gobiernos de turno como parece haber sucedido. Luego del colapso del SIN de Montesinos vino una época de desidia y desinterés en los asuntos de inteligencia durante los regímenes de Toledo y García, hasta que apareció la DINI con el presupuesto inflado y otra vez se tropezó con la misma piedra. Quizá la gran lección que debemos extraer del desmantelamiento de la DINI nacionalista es que si la institucionalidad democrática como tal no se propone construir un sistema de inteligencia controlado por la sociedad abierta, como sucede en todas las democracias saludables, tarde o temprano se volverá a repetir la historia del SIN montesinista y la DINI humalista. 10 - Feb - 2015  

  • 10 de febrero del 2015

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