La comisión de Constitución del Congreso de la R...
¿Cómo entender la voluntad de Humala de agitar públicamente problema con Chile? Luego de la nota diplomática de Chile sobre el presunto caso de espionaje en contra de nuestro país, el presidente Humala calificó la respuesta del país sureño de insatisfactoria contrastando con la prudencia y mesura con que Torre Tagle ha manejado el asunto. Casi inmediatamente el congresista, Daniel Abugattás, sostuvo que ha “llegado el momento de evaluar las facilidades comerciales que el Perú le brinda a Chile” e, incluso, volvió a agitar el trapo viejo la soberanía de los cielos peruanos y la necesidad de cancelar los acuerdos aéreo-comerciales. El jefe de Estado y el oficialismo, pues, se han propuesto retomar esos retazos de nacionalismo que todavía perduran entre Perú y Chile no obstante que el fallo de La Haya zanjó todos los problemas limítrofes pendientes entre ambos países. Y, muy coherente en su propuesta anti chilena, Abugattás apunta contra la principal fuerza de paz que ha surgido entre los dos estados: el libre comercio. Nadie aquí está planteando pasar por agua tibia el posible espionaje chileno. Debemos ser firmes e inflexibles, pero debemos tratar las cosas por los canales adecuados y con las formas correspondientes. ¿Cómo se puede entender la voluntad del jefe de Estado de agitar públicamente el problema? Quizá solo para ocultar temas internos. La conducta del nacionalismo nos evoca a los actores que desde la Independencia han determinando las relaciones entre Perú y Chile: por un lado, los políticos, y por el otro los militares. Ambos protagonistas fundamentales y necesarios, pero, ¿de qué integración se puede hablar solo con ellos? Los políticos siempre usaban el tema para amortiguar las crisis internas y los militares para seguir incrementando las partidas de defensa. Sin embargo, el fallo de La Haya y la paz entre Chile y Perú fueron posibles porque surgió otro protagonista: el mercado que entrelazó a las dos sociedades con una fuerza inusitada. Allí está la novedad entre los dos estados del siglo XXI. Por ejemplo, el intercambio de inversiones privadas entre Perú y Chile suma US$ 20,000 millones. De ese total US$13,000 millones son inversiones chilenas en el Perú y US$ 7,000 millones inversiones peruanas en Chile. El fallo de La Haya impulsó el optimismo y el 2014 el intercambio comercial peruano-chileno creció más de 14%. El optimismo también alcanzó a las poblaciones y disparó la migración de manera impresionante: casi el 50% del 1’446,689 turistas que llegaron al Perú el 2014 fueron chilenos. Y el tráfico de personas entre Tacna y Arica alcanzó el pico histórico de 5.5 millones de traspasos. Si el presidente Humala asumiera el papel de estadista entendería que mientras se tramitaba el fallo ante La Haya en el país del sur había fuerzas contrarias a la paz. Por ejemplo, es más que seguro que un sector de militares mapochos promovía hechos como el espionaje en el afán de torpedear la resolución de La Haya. La novedad entonces en las relaciones entre Perú y Chile no solo está en el fallo que resuelve el diferendo marítimo sino en el surgimiento del mercado y los empresarios binacionales como nuevos actores de la integración. Sin embargo, Abugattás, con una irresponsabilidad adolescente, dispara contra las relaciones y acuerdos que nos han permitido crecer y reducir la pobreza como nunca antes en la historia y alcanzar una paz que siempre pareció demasiado lejana. 06 - Mar - 2015
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