Editorial Política

Ataque radical en Cajamarca

Ataque radical en Cajamarca
  • 27 de octubre del 2015

Antimineros desesperados recurren otra vez a las mentiras y la violencia

El creciente impacto socioeconómico positivo que tienen hoy las obras de agua construidas en la zona de influencia directa de Conga, está creando al parecer las condiciones favorables para que aquel proyecto obtenga la licencia social definitiva. Ante esta realidad, los grupos antimineros se movilizaron nuevamente la semana pasada, buscando agitar a la población en contra de ese emprendimiento que llevará a Cajamarca una inversión de US$4,500 millones.

En este contexto, el pasado jueves 22, los radicales encabezados por el congresista Jorge Rimarrachín y el pre-candidato a congresista de Tierra y Libertad, Miltón Sánchez Cubas, irrumpieron en los terrenos de la mina Conga y destruyeron varias mallas de control de erosión del suelo que habían sido colocadas para prevenir posibles desastres con la llegada del fenómeno El Niño.

Los descontrolados activistas antimineros invadieron la propiedad privada sin que nadie se los impidiera, lo cual confirma, una vez más, que la actual administración nacionalista ha renunciado a ejercer la autoridad y a hacer respetar la ley. Algo más grave: los radicales habían anunciado una semana antes su intención de atacar las instalaciones mineras, pero el gobierno se hizo de la vista gorda.

¿Cómo explicar semejantes reacciones? La red de reservorios, diques, y mini-reservorios de agua construidos por la minera -con la oposición de los radicales- le viene cambiado la vida a las comunidades cercanas de Conga, las cuales tienen ahora agua todo el año -no solo en tiempo de lluvias-, lo que les permite obtener dos cosechas anuales, alimentar mejor a su ganado, instalar piscigranjas y otros beneficios. Los hechos están demostrando así que la única manera de asegurar que los pueblos de Cajamarca tengan siempre agua es mediante la construcción de más reservorios, y también están demostrando que el principal argumento de los antimineros acerca de que la minería dejará sin agua a la agricultura y la ganadería, carece de sustento.

La oposición de los antimineros a los reservorios solo puede explicarse por un interés en mantener el statu quo actual de escasez de agua, probablemente para culpar de ese problema a la minería y tener así una bandera de agitación social. Es evidente entonces que su objetivo verdadero NO es la “defensa del agua”, sino parar la minería para desestabilizar el modelo económico que ha reducido la pobreza como nunca, y restaurar el estatismo que hundió al país en miseria total.

De otra parte, las acciones de violencia del pasado jueve resultaron un fracaso, pues participaron solo unas 30 ó 40 personas, tal como se aprecia en la fotografía que publicamos, en la que se ve a los activistas quemando las mallas anti erosión. Algunos de ellos llegaron empuñando machetes o palos, en actitud abiertamente agresiva.

Entre los activistas también estuvo Sergio Sánchez, gerente de Medio Ambiente del Gobierno Regional, conocido en Cajamarca como operador político de Marco Arana y ex empleado de la ONG Grufides, principal fuente de los relatos falsos que levanta la izquierda contra la minería.

El carácter político de la protesta quedó en evidencia la semana pasada, cuando la prensa cajamarquina comprobó, en el lugar de los hechos, que es falso que se esté construyendo una represa donde está la laguna El Perol, como dicen los radicales, y que se trata de obras de prevención de desastres ante la proximidad de El Niño.

Y su carácter provocador también quedó claro la semana pasada, cuando los radicales ignoraron las invitaciones públicas de la empresa y la Gobernación Política de Cajamarca, para que pudieran visitar Conga pacíficamente sin necesidad de hacer una movilización que podría derivar en violencia.

Después de consumadas la provocación y la destrucción de las mallas, los antimineros han continuando mintiendo. El problema para ellos es que sus relatos y mitos se están desmoronando ante la contundencia de los hechos.

¿Se puede creer en quienes dijeron que Conga le quitaría el agua a la agricultura y la ganadería, ahora que es posible tener agua todo el año gracias a los nuevos reservorios? ¿Cómo creerle a quienes presentan un video-montaje burdo de la Laguna Seca para acusar a la minería de haber “matado” a su primera laguna? ¿Cómo creer en quienes se opusieron a la construcción de los reservorios y ahora piden que esas obras sean entregadas a los ineficaces gobiernos locales de izquierda? ¿Cómo confiar en quienes mienten diciendo que las montañas son depósitos de agua cuando el líquido elemento proviene de las lluvias y se pierde si no hay reservorios?

Ante la indiferencia del gobierno nacionalista y la proximidad de las elecciones, es probable que en los próximos meses se produzcan otras movilizaciones similares, pues varios dirigentes antimineros intentan candidatear al Congreso. En cualquier caso, cada día más cajamarquinos están dejando de creerse el cuento de la “defensa del agua”.

  • 27 de octubre del 2015

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