Editorial Política

Aislar al virus de abajo hacia arriba

El Estado debe convocar a las organizaciones sociales

Aislar al virus de abajo hacia arriba
  • 13 de abril del 2020

No hay manera de detener el avance de la pandemia ni reactivar la economía si el Estado –a través del Gobierno central y los gobiernos subnacionales– no moviliza a la sociedad de abajo hacia arriba. El coronavirus no será arrinconado ni las inversiones volverán a los mercados a no ser que los vecindarios, los barrios, los mercados, los comedores populares y las organizaciones territoriales de los vecinos se organicen para vender y comprar de acuerdo a los criterios sanitarios que establece la regla del distanciamiento social.

Esta estrategia social crece en importancia en la medida que Lima concentra la mayor cantidad de infectados y que, en las últimas dos semanas, el crecimiento de la pandemia en los conos populares de la capital es la principal explicación del avance del virus Codiv-19.

Una estrategia social de abajo hacia arriba, en el acto convertiría a las dirigencias sociales populares en aliados del Estado en la lucha contra el virus, porque la organización estatal adquiere miles de miradas e informaciones para saber en qué casa o barrio existen ciudadanos con posibilidades de haber contraído la infección. Este tipo de manejo e información posibilita utilizar correctamente las pruebas moleculares que existen para establecer aislamientos focalizados de familias, barrios, vecindarios y distritos. Por ejemplo, un único test molecular permite saber si una familia debe ser aislada o no.

De otro lado, una estrategia social de abajo hacia arriba, de aislamiento del virus, potencia las posibilidades del reparto adecuado de la ayuda social a los sectores pobres y más vulnerables. En Lima, por ejemplo, se concentra el mayor número de infecciones de la pandemia y los problemas de subsistencia económica por la cuarentena, debido a los gigantescos niveles de informalidad, sobre todo en los conos de la ciudad. Al respecto vale destacar que en la capital existen más de 13,000 comedores populares. La pregunta que surge entonces es, ¿por qué no se potencian estos comedores populares mediante la distribución de alimentos de manera temporal?

En los supermercados se observan ciertos niveles de organización en función del objetivo de distanciamiento social. Sin embargo, en los mercados populares y grandes centros –como La Parada, por ejemplo– el desorden se generaliza. Si el Ejecutivo, los gobiernos regionales y los municipios convocan a las dirigencias gremiales, entonces todo podría cambiar, tal como acaba de suceder en un mercado de Moche en La Libertad.

De otro lado, la estrategia de abajo hacia arriba es la única que nos permite plantearnos la reactivación de la economía en un año en que la recesión planetaria golpeará con letalidad a la economía nacional. La posibilidad de una recesión entre -5% y -3%, simplemente abre la posibilidad de aumentar pobreza entre 4 y 5 puntos de la población. 

Para reactivar la economía necesitamos salir de la cuarentena general e indiscriminada y avanzar a focalizar cuarentenas y aislamientos en los focos infecciosos del país. Con ello se podrá reanudar la actividad en sectores como la minería, la agroindustria, pesquería, entre otros, que no solo paran la olla —como se dice– del Estado, sino que tienen altos niveles de aislamiento social en la producción.

Debido a los problemas estructurales del sistema sanitario y las imprevisiones del Gobierno actual, el Perú carece de pruebas moleculares, infraestructura hospitalaria, equipos de protección especial para médicos y trabajadores de salud, y respiradores. Partiendo de esta realidad, que no podemos cambiar, es hora de utilizar correctamente los recursos existentes mediante estrategias adecuadas. La estrategia social de abajo hacia arriba para aislar el virus posibilita emplear correctamente las pocas pruebas moleculares que tiene el Estado y establecer cuarentenas focalizadas para lograr que la economía vuelva a funcionar. De lo contrario, la debacle económica será igual de devastadora que la pandemia del Covid-19, sobre todo para los más pobres.

  • 13 de abril del 2020

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