Editorial Educación

Sunedu: sobrerregulación, más sobrerregulación

Sunedu: sobrerregulación, más sobrerregulación
  • 08 de agosto del 2016

Organismo del Minedu no plantea medidas procalidad

En la tan mentada y difundida reforma de la universidad peruana que impulsa el Ministerio de Educación (Minedu), sobre la base de un relato que pretende demonizar la inversión privada en el sector, hasta hoy no se ha implementado una sola medida a favor de la calidad académica. Por ejemplo, ni siquiera se ha reglamentado la nueva ley universitaria.

Pero lo que sí se ha hecho, de manera sorprendente, es aprobar un Reglamento de Infracciones y Sanciones que ha convertido a la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu) en una especie de guachimán —sobre todo de algunas universidades privadas de excelencia— que emite tal cantidad de sobrerregulaciones que la vida académica de los claustros comienza a estar en cuestión. Pero eso no es todo. Para afirmar la lógica de sanción y control se acaba de presentar un Reglamento sobre el Cumplimiento de las Obligaciones de la Transparencia Universitaria. Para la Sunedu la calidad es un asunto de infracciones, sanciones y multas.

Una de las sobrerregulaciones que impone la Sunedu es la obligación de establecer un nuevo licenciamiento de las universidades que, en la práctica, ha paralizado todos los procesos de acreditación de la calidad que se estaban impulsando, con los estándares establecidos por Sistema Nacional de Certificación y Acreditación de la Calidad Educativa (Sineace). Es decir, enormes esfuerzos académicos de varios años entran en suspenso.

De pronto, universidades centenarias, universidades asociativas con más sesenta años de existencia y privadas de excelencia con más de veinte años entran a fojas cero. Como si nunca hubiesen existido. Y los criterios para el licenciamiento solo pretenden reproducir el modelo asociativo de la Universidad Católica (que también es de la Garcilaso, por ejemplo). De esta manera universidades como la UPC, San Ignacio de Loyola, la Científica del Sur y la Continental son cuestionadas como entidades por la voluntad de imponer un solo modelo de universidad.

Pero la sobrerregulación paralizante de la Sunedu, como el Hermano Mayor de Orwell, empieza a invadirlo todo. Los doctorados y las maestrías que los profesores han conseguido en las mejores universidades del mundo (Yale, Harvard, Cornell) no tienen ningún valor porque antes deben ser “regularizados” de acuerdo a los estándares que ha establecido el burócrata de la Sunedu. Y los procedimientos para regularizar un título de Harvard en tiempos y trámites ya le empiezan a ganar a los procesos kafkianos de la Judicatura. Pueden durar varios años, entre consulados y ministerios de relaciones exteriores. Una barbaridad.

En la locura de la sobrerregulación, la Sunedu ha establecido que los diplomas de grado deben tener 16 requisitos en el documento, pero otros 16 en el dorso del mismo. Por ejemplo, si ESAN denomina magíster a su graduado el diploma no vale, porque la Sunedu señala que debe decir maestro. Y si el decano con título de Harvard no ha revalidado su grado ante la burocracia soviética de la Sunedu, entonces, los muchachos se quedan sin título hasta nuevo aviso.

El Minedu, con una poderosa estrategia mediática, ha logrado hacer pasar en la opinión pública una visión controlista de la universidad como una propuesta de reforma de la universidad. Pero, en realidad, se trata del proyecto estatista de la izquierda, que busca excluir a la sociedad y a la inversión privada de la educación en general. No solo se trata de ahogar a las universidad privadas con excelencia reconocida, sino también de excluir experiencias como la Fe y Alegría de la gestión de los colegios, para concentrarlo todo en el Estado y en el burócrata de izquierda.

Desde este portal consideramos que la propuesta del Minedu es sectaria e intolerante, y representa una verdadera amenaza a la construcción de una sociedad abierta. A nuestro entender la nueva Comisión de Educación del Congreso tiene una enorme responsabilidad de abrir un debate de cara al país sobre “la supuesta reforma de la educación” y establecer los correctivos necesarios.

 
  • 08 de agosto del 2016

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