En un momento marcado por la cercanía de las próximas el...
Horas antes de las navidades se ha convocado a la elección del nuevo Superintendente de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) y diversas versiones señalan que Alianza para el Progreso (APP), el partido de César Acuña, estaría en posibilidades de tomar el control de la entidad universitaria. Ha trascendido que Susana Paredes Díaz, actual superintendente encargada de la SUNEDU y militante de APP, podría asumir el cargo para el próximo periodo este 24 de diciembre.
La posibilidad de que APP controle la SUNEDU es evidente. Por ejemplo, Miguel Ángel Vallejos, actual miembro del consejo de la SUNEDU, votaría por la candidata apepista, no obstante que postula en la lista de candidatos a diputados de APP por Lima con el número 6. Por otro lado, Manuel Israel Hernández García, también consejero de la SUNEDU, podría votar por la candidata apepista, a pesar de su candidatura por Somos Perú en Ica.
Planteadas las cosas así, no es una exageración sostener que APP estaría en condiciones de tomar el control de la SUNEDU. ¿Qué significa que se presente semejante posibilidad? La elección de Susana Paredes Díaz generaría un problema inmediato con el proceso de la reforma de la universidad en el Perú: La Universidad César Vallejo y la Universidad Señor de Sipán, vinculadas a APP y a César Acuña, son entidades en pleno desarrollo en el sistema universitario y que han sido objeto de diversas críticas y cuestionamientos. Por ejemplo, la UCV ha sido sancionada varias veces por infracciones a la Ley Universitaria y, según diversas informaciones, la Universidad Señor de Sipán estaría preparando un ambicioso plan de expansión a nivel nacional.
Si así están las cosas, ¿qué puede significar que la SUNEDU comience a presentar una imagen partidarizada, vinculada a APP? A nuestro entender se estarían generando las condiciones para un nuevo movimiento de retroceso con respecto a las recientes reformas que desarrolló el Congreso para superar la manipulación y control que tenían el progresismo o la llamada izquierda caviar en la SUNEDU. Vale anotar que la SUNEDU nació con una clara tendencia en contra de la inversión privada, argumentando que “el lucro y la tasa de ganancia” son absolutamente contrarias a una educación universitaria de excelencia. Más allá de la evidente ideologización en la argumentación lo cierto es que se pretendía evitar la competencia que enfrentan las universidades asociativas (Católica, Pacifico, Cayetano y Universidad de Lima) frente al surgimiento de un sector privado de universidades de excelencia académica que ofrecían carreras de calidad, pero con pensiones accesibles para las clases medias emergentes. Hoy ya no existe una educación para pobres en las universidades públicas y otra para ricos en universidades asociativas, con pensiones inalcanzables para todos los sectores.
Todo eso ha cambiado. Hoy existen decenas de universidades públicas, asociativas y privadas de excelencia académica que han logrado su licenciamiento y avanzan a la acreditación nacional e internacional de sus carreras. Por ejemplo, de un total de 144 universidades que existían 98 consiguieron el licenciamiento y 46 fueron cerradas por no alcanzar las condiciones básicas de calidad.
Si bien el Congreso cuestiona estos avances con la posterior creación de 40 universidades sin criterios técnicos y académicos la posibilidad de que APP controle el sistema universitario, simplemente, crea una situación de emergencia, habida cuenta de las distancias que las universidades vinculadas a este movimiento político suelen tener con la excelencia académica.
En este portal no tenemos nada particular en contra de APP y el esfuerzo político que representa para contener la amenaza antisistema en el Perú. Sin embargo, pretender partidarizar una institución que debe desarrollar un manejo técnico e impecable anuncia un nuevo retroceso en la universidad peruana que, inevitablemente, deberá enfrentar el nuevo Legislativo a instalarse el 2026.
















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