Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
En la administración Castillo las discusiones alrededor de la educación se han focalizado en los anuncios del Ejecutivo con respecto a la declaratoria del estado de emergencia en la educación, el proyecto del Ejecutivo de modificar la ley de carrera docente para relativizar la meritocracia en el nombramiento y promoción de profesores y la descentralización de la actividad curricular.
Sin embargo, no se ha profundizado en el papel de la inversión privada en la educación, que es un tema de vital importancia. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el sector privado sigue atendiendo un tercio de la matrícula en la educación básica y dos tercios en la educación superior. Ignorar al sector privado, entonces, obligaría a gastos en el sector educativo para los que no existen recursos en una economía de ingreso medio.
Al respecto, esta semana la Federación de Instituciones Privadas de Educación Superior (FIPES) presentó un informe de Apoyo Consultoría en el que se registran los principales aportes del sector privado a la educación. El evento contó con la asistencia del ministro de Educación, Juan Cadillo.
En el informe de Apoyo Consultoría se establece que la educación privada en el 2019 contribuyó al PBI con S/ 13,000 millones, una suma que representa el 60% del PBI del sector y 2% del PBI total de ese año.
Otro de los hallazgos del mencionado informe derriba los mitos y las campañas de demonización en contra de la inversión privada, sobre todo aquellos que afirman que el sector no paga impuestos. En el 2019 los pagos al fisco del sector privado educativo representaron S/ 1,200 millones. Según Apoyo, con esa suma se podría financiar tres programas sociales del tamaño del Programa Nacional Cuna Más.
Las cifras presentadas por el mencionado informe realmente son impresionantes. El sector privado de la educación emplea a 228,000 profesores. Asimismo, el 73% de los alumnos de los centros educativos privados de educación básica y superior están entre los sectores C y E. Es decir, que las clases medias emergentes que han surgido en las últimas décadas, frente a los problemas estructurales de la escuela pública, están dispuestas a hacer los mayores esfuerzos para garantizar una educación adecuada de sus hijos.
Otra de las conclusiones del señalado informe establece que los claustros privados tienen una gestión superior al sector privado. Por ejemplo, se constata que el sector privado tiene docentes mejor calificados, menos alumnos por profesor y una infraestructura superior. Estas ventajas, de acuerdo al informe, posibilitan que los claustros privados tengan mejores resultados que los centros públicos en rendimiento académico; y menos atraso, repitencia y deserción escolar.
Por todas estas consideraciones, y otros datos y cifras impresionantes del sector privado en la educación, es imposible siquiera imaginar la educación peruana sin los claustros privados. Si el Estado estatizara los centros educativos privados tendría que sumar S/ 20,000 millones más a su presupuesto; es decir, un incremento de más del 60% del presupuesto actual, de más de S/ 32,000 millones.
Las cifras de los aportes del sector privado al sistema educativo nos demuestran que la competencia entre colegios y universidades ha generado un sistema de pensiones muy bajas, accesible a los sectores emergentes y populares del país. Que el 73% de los alumnos de los claustros privados corresponda a los sectores C y E es una clara confirmación de que la inversión privada en el sector ha creado círculos virtuosos de extrema importancia.
De otro lado, los centros privados de educación básica y superior ya destacan en todos los rankings internacionales que miden la calidad de los claustros.
Por todas estas consideraciones, sin el aporte privado no puede haber reforma educativa en el país. Asimismo, queda claro que todos los mitos y leyendas construidos en contra del aporte privado en la educación se derrumban por sí solos.
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