Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
La Federación de Instituciones Privadas de Educación Superior (FIPES), el gremio de institutos privados Asiste-Perú y la Alianza de Colegios Privados enviaron ayer una carta al congresista Luis Reymundo Dioses Guzmán, presidente de la Comisión de Educación del Legislativo, solicitando que se conforme una Comisión Especial para analizar los proyectos e iniciativas que buscan reducir, exonerar o suspender el pago de las pensiones educativas.
El motivo de la solicitud del sector privado de la educación: el artículo 70 del Reglamento del Congreso –que tiene fuerza de ley– establece que los dictámenes pueden concluir en la recomendación de la aprobación de la propuesta con el respectivo proyecto sustitutorio, en la recomendación de no aprobación y el archivamiento respectivo de la iniciativa o en la inhibición de la Comisión por falta de competencia. Finalmente, establece la posibilidad de conformar una Comisión Especial para desarrollar un estudio más profundo por las implicancias legales y constitucionales de una iniciativa. Además, los dictámenes deben incluir una sumilla de las opiniones alcanzadas por las organizaciones ciudadanas; en este caso, de las organizaciones y gremios del sector privado de la educación.
El sector de congresistas que propone reducir, exonerar o suspender el pago de las pensiones, al margen de los acuerdos y negociaciones que deberían establecer los centros privados con los usuarios, ignora que, de una u otra manera, no solo está violando el principio constitucional que establece que los contratos no pueden ser modificados por ley, sino que también está modificando una regla fundamental de la economía de mercado consagrada en nuestro ordenamiento constitucional. ¿A qué nos referimos? A que no se pueden establecer regulaciones de precios directas ni indirectas. En otras palabras, este sector del Congreso sigue en una lógica irresponsable y populista en busca del aplauso de la semana.
En este portal no nos cansaremos de repetirlo. La recesión que se devorará más del 15% del PBI, que eliminará más de tres millones de empleo y que arrojará a un tercio de la población debajo de la línea de la pobreza, de una u otra manera, desatará un vendaval populista en el que el político demagogo buscará cabalgar sobre los problemas de los peruanos para organizar una tragedia que durará décadas, tal como sucede con Venezuela. Si hoy la irresponsabilidad de un sector de congresistas propone regular las pensiones de los centros privados, entonces, es evidente que se viene el control de precios para las medicinas, de las obligaciones e intereses bancarios y, de esta manera, el Perú avanzará a arrinconar “al maldito sector privado” que explota a “los pobres”. Si las cosas van por allí, sería evidente que los comunistas no habrían tenido mayor necesidad de ganar las elecciones para llegar al poder.
Lo peor de todo es que estas fórmulas de control de precios, que pretenden ser transitorias, anulan la posibilidad de que el sector privado renegocie pensiones y obligaciones bancarias con los usuarios. Por ejemplo, imaginemos que un colegio tiene una mitad de padres de familia con problemas económicos y otra mitad con posibilidades de seguir pagando pensiones por pertenecer al sector moderno de la economía. En este contexto, un colegio seguiría recibiendo la mitad de sus ingresos proyectados y podría establecer facilidades de pagos u otro tipo de negociaciones para los padres de familia en apuros. Pero si el Congreso aprueba una reducción del 30% de las pensiones, entonces el colegio solo recibiría el 35% de los ingresos proyectados. En esta situación, el centro privado estaría al borde de la quiebra y no podría ofrecer ninguna facilidad de pago. Con la quiebra del centro privado sobrevendrá la propuesta de estatización y la eliminación de este sector, que atiende un tercio de la matrícula en la educación básica y dos tercios en la educación superior.
¿Qué pretende entonces el político populista? Es evidente que ganar el aplauso electoral de la semana. Sin embargo, esos políticos están desmontando el modelo económico, molécula por molécula, hasta derrumbar la economía, como paso previo para tomar el poder sin ganar elecciones y modificar el sistema político. Advertido estamos.
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