Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
Condiciones no pueden ser mejores: todos los sectores apoyan políticas del ministro Saavedra. Nunca es tarde para hacer bien las cosas. En la recta final de su gestión, el presidente Ollanta Humala parece haber entendido el significado de esta vieja frase, al menos con respecto a la Educación, pues de pronto ha decidido impulsar en persona la reforma meritocrática iniciada el 2006 y reiniciada el 2013 por el ministro Jaime Saavedra. Pero lo más importante es que también parece haber comprendido que el esfuerzo por mejorar la educación trasciende a su gobierno y debe ser una política de estado. En su mensaje de inicio del Año Escolar, Humala afirmó que “mejorar la calidad de la educación demanda el esfuerzo de continuar avanzando de manera ininterrumpida. Al margen de las diferencias políticas, debemos ver a la educación como una política de Estado y no de gobierno”. Surge aquí la pregunta ¿Cómo hacemos para que los esfuerzos de hoy por mejorar la educación se conviertan en políticas de estado? La respuesta sería un Pacto Nacional por la Educación entre las principales fuerzas políticas del país. El presidente de la república, en aras de la coherencia, debiera convocar a los líderes de esas fuerzas para iniciar conversaciones dirigidas a plasmar dicho pacto, que podría ser un primer paso hacia la construcción de un pacto nacional mucho más amplio en torno a los principales problemas del país. Las condiciones para alcanzar el acuerdo no pueden ser mejores. Todos los sectores respaldan las políticas que viene aplicando el ministro Jaime Saavedra, desde la recuperación de la meritocracia como el eje central de la carrera magisterial, hasta la apertura de su sector a la inversión privada en infraestructura educativa. ¿Alguien podría estar en desacuerdo con los buenos anuncios que acaba de hacer el presidente: aumentar de 35 a 45 horas la jornada escolar semanal, reforzar los cursos de inglés, matemática, educación para el trabajo y educación física; y llegar al 2021 con los sueldos de los maestros duplicados e Internet, agua y electricidad en todas las escuelas públicas? ¿Quién podría discrepar con que se continúe el Plan de Fortalecimiento en Educación Física y Deporte, hasta universalizarlo en siete años, o con la apertura de Colegios de Alto Rendimiento en todas las regiones. El presidente ha señalado que la brecha de infraestructura educativa asciende a 63,000 millones de soles. El 75% de los colegios no tiene Internet, 40% sin agua, 30% sin luz; y miles están casi en ruinas o precarios. Se ha incrementado el presupuesto del Sector al 4% del PBI para encarar esta realidad, pero el Estado tardaría 50 años en cubrirlo por sus males estructurales conocidos. Por eso es necesario un Pacto Nacional por la Educación que también consagre la apertura del sector a la inversión privada, en proyectos educativo e infraestructura educativa. La iniciativa privada es el motor del crecimiento económico que ha reducido la pobreza como nunca antes en nuestra historia. Debemos recordar además que en los peores momentos de la crisis de la educación, la escuela privada se convirtió en el refugio que salvó a millones de niños de la pésima escuela pública. Y tampoco podemos ignorar que el sector privado invierte alrededor del 3% del PBI en educación, que los colegios particulares absorben el 50% de las matrículas en Lima y Arequipa y el 25% en el resto del país, y que las universidades privadas societarias ofrecen hoy servicios de primera calidad y cobran pensiones accesibles para las familias peruanas. El presidente Ollanta Humala tiene la oportunidad de cerrar su gestión con un pacto por la educación que sería su mayor legado para la posteridad. Pero si no fuese capaz de hacerlo, entonces le corresponde a la oposición democrática tomar la iniciativa y avanzar en ese camino. 10 - Mar - 2015
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