Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
En el terreno de la educación los sectores que pretenden preservar la Constitución y las libertades no solo están obligados a defender la carrera pública magisterial, basada en la meritocracia y la evaluación docente, también deben defender al sector privado educativo que ha surgido en las últimas tres décadas.
El ministro de Educación, Carlos Gallardo, ha enfilado en contra de la meritocracia, y a los centros educativos privados los ha comparado con los mercaderes del templo descritos en las páginas bíblicas. A nuestro entender, la ideología colectivista ciega al ministro frente a los datos macizos de la realidad.
Si el titular del Ministerio de Educación (Minedu) tuviera el poder de eliminar la educación privada (no lo tiene porque cualquier cambio de ese calibre demandaría una ley del Congreso), ¿cómo materializaría semejante objetivo? ¿De dónde sacaría los recursos? Al respecto vale recordar que un tercio de la matrícula de la educación básica y dos tercios de la superior son atendidos por el sector privado. ¿Cómo se podría erradicar a semejantes “mercaderes del templo”?
En un reciente informe titulado “La contribución económica de la educación privada en el Perú”, realizado por Apoyo y Consultoría, se establece que si los alumnos del sector privado se trasladarán al sector público se necesitarían más de S/ 20,000 millones. Es decir, más del 50% del presupuesto destinado a la educación para este año.
Quizá para ilustrar la gravedad de las expresiones del señor Gallardo vale señalar que, según el mencionado informe, el sector privado atiende a dos millones de alumnos en la educación básica y a 900,000 en la superior.
Luego de los recientes ataques al sector privado de la educación se torna urgente aclarar todos los mitos y leyendas construidos en contra del aporte privado al sector educativo. Los colectivistas y comunistas suelen hablar de “la educación de los ricos y del afán de lucro” para describir al sector. No obstante, según el referido informe de Apoyo, el 74% de los alumnos del sector privado educativo corresponde a los sectores C y E. ¿Cómo se explica que más de dos tercios del alumnado de la educación privada provenga de los sectores populares? La única posible explicación: el crecimiento económico de las últimas décadas ha mejorado considerablemente los ingresos de los sectores populares. Y es evidente que cualquier padre considera que la mejor inversión familiar posible es en la educación de los hijos, frente al colapso general de la escuela pública.
El mencionado informe de Apoyo igualmente señala que las pensiones son asequibles a los sectores emergentes y populares. Por ejemplo, el 54% de los alumnos de los colegios privados de Lima paga pensiones menores a S/ 350 mensuales. En regiones, el 60% de los alumnos de los colegios privados paga menos de S/ 300.
La ideología comunista suele ignorar que en cualquier sector económico y social en donde se aliente la competencia y la innovación, el principal beneficiado es el consumidor. En la última prueba PISA los colegios privados obtuvieron los primeros puntajes de América Latina, y sucede que las pensiones de estos centros educativos son asequibles para las familias populares, por la intensa competencia que existe. En este contexto, los colegios privados han diversificado sus aportes de tal manera que llegan al 83% de las provincias del país.
Según el informe “La contribución económica de la educación privada en el Perú”, la educación privada contribuye con S/ 13,400 millones al PBI de la Educación, una suma que representa el 60% del total. Igualmente aporta con S/ 1,200 millones a la recaudación y genera empleo para 228,000 profesores a nivel nacional. Es decir, el 36% de docentes a nivel nacional.
Con estos macizos e incuestionables datos de la realidad, ¿el titular de Educación seguirá llamando “los mercaderes del templo” a los centros educativos privados? Esperamos que no. De lo contrario, todo sería extremadamente grave.
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