Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
La reforma educativa basada en el mercado
La larga huelga de los docentes en más de 18 regiones nos recuerda que la educación pública nacional ha fracasado. Si el gobierno pepekausa elimina la evaluación de desempeño a los docentes —lo que un sector del gremio de maestros exige como parte del acuerdo para levantar la huelga—, será prácticamente la liquidación de la reforma meritocrática, que era una política de Estado. En este contexto, el debate para salvar a la educación pública nacional es una necesidad y una urgencia.
Desde este portal hemos insistido en que un asunto central de una verdadera reforma educativa es el protagonismo de la sociedad y del sector privado en la educación. Durante el gobierno nacionalista en las políticas del Ministerio de Educación (Minedu), con Patricia Salas y con Jaime Saavedra, existió un sesgo que trataba de excluir a la sociedad y al sector privado de la gestión educativa. En el Minedu de Salas y Saavedra se consideraba que el sector privado solo está para resolver los déficits de infraestructura mediante obras por impuestos y asociaciones público privadas. Para nada más.
No obstante, el sector privado podría aportar mucho en una reforma educativa. Como ejemplo,, vale señalar que existe otro modelo educativo basado en los “vouchers” que podría ser clave para la reforma de la escuela. En este modelo, el Estado busca subsidiar la demanda de las matrículas en vez de la oferta (financiamiento de la escuela). Es decir, la mayor parte del presupuesto ya no se asigna a las escuelas, sino a los padres de familia (consumidores) a través de bonos gratuitos, para que sean los propios padres de familia quienes elijan la institución educativa, de acuerdo a sus criterios y preferencias. Para que este modelo funcione tiene que existir diversidad y competencia en la oferta; es decir, escuelas públicas, privadas y otros modelos deben competir entre sí para atraer la mayor cantidad de matrículas.
Contrariamente a las falacias levantadas y desarrolladas por la izquierda, el modelo de los vouchers no es “privatización” de la educación. El objetivo es subsidiar totalmente a los sectores menos favorecidos, mientras se gradúa este beneficio para los demás sectores, de acuerdos a sus respectivos ingresos.
El sistema de vouchers no es algo nuevo para el mundo. Países como Singapur, Corea del Sur y Suecia (Chile también implementó el modelo) mantienen este sistema desde los años noventa. Gracias a estas reformas son países que destacan en educación, tal como lo demuestran los últimos resultados de las pruebas PISA 2015, en que los mencionados países ocupan los puestos 1, 11, 22 y 43 respectivamente.
En el gobierno nacionalista, a pesar de sus desencuentros con el mercado, desarrolló el programa Beca 18, que puede convertirse en el gran laboratorio de la reforma educativa. El espíritu de Beca 18 iba en contraposición con la reforma estatista de Salas y Saavedra. El Programa Beca 18 invirtió S/ 500 millones para beneficiar a 40,000 jóvenes hasta el 2016. La beca cubre los cinco años de estudios en universidades y los tres en institutos, e incluye la matrícula, pensiones y hospedaje. El 75% de los jóvenes proviene de familias de extrema pobreza y ha conseguido los primeros puestos en el colegio. ¿No es ello un sistema parecido a los vouchers educativos?
Quizá haya llegado la hora de un gran debate nacional sobre la educación pública, poniendo todas las cartas sobre la mesa y alejando los susurros ideológicos de la izquierda.
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