El relevo de José Salardi del Ministerio de Econom&iacu...
Una encuesta de Ipsos de octubre pasado, realizada en la provincia de Islay (Arequipa), demuestra la confianza que los pobladores tienen en el proyecto Tía María. Un 59% de los entrevistados manifiesta estar de acuerdo con el proyecto cuprífero. Otra encuesta de Vox Populi señala que solo el 2.5% de los pobladores de la provincia ven a la minería como una amenaza. Contrariamente al sentir de los pobladores, la izquierda antiminera insiste en bloquear el proyecto. Elmer Cáceres, recientemente elegido gobernador de la región Arequipa, ha señalado que el proyecto va si tiene licencia social, sin asumir su responsabilidad en promover las inversiones mineras, claves en el crecimiento y reducción de pobreza en la región.
La izquierda anti desarrollo es campeona distorsionando los conceptos para confundir a la población. La denominada “licencia social” no es otra cosa que la aceptación del proyecto por parte de los pobladores. De acuerdo a las normas, la licencia social se consigue en una audiencia pública convocada específicamente para aprobar o desaprobar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA). El EIA es un documento técnico que contiene, en detalle, todas las características de la actividad productiva por desarrollar. El estudio señala todas las labores en cuanto a cuidados ambientales y, en el caso específico de la minería, sobre el abastecimiento de agua para las operaciones mineras.
La gestión del EIA consiste en la presentación del proyecto para luego someterlo a conocimiento público. Con esa finalidad, los pobladores de las denominadas zonas de influencia minera tienen la oportunidad, en exhaustivos talleres informáticos, de introducir sus aportes para mejorar el proyecto, o descartar aquellos elementos que consideran contrarias a sus intereses o dañinos para la población. Después de los talleres informativos y de distintas actividades de difusión del proyecto, en distintos espacios (universidades, colegios profesionales, medios de comunicación), se convoca a las autoridades locales y nacionales, presidentes de las comunidades, representantes de todos los sectores sociales de las zonas de influencia minera y pobladores a una audiencia pública para someter el proyecto a aprobación. ¿No es esto, acaso, la manera más democrática de establecer la denominada “licencia social”?
El concepto de democracia de la izquierda marxista va por otro lado: organizando turbas que se manifiestan violentamente, presionando a los pobladores, amenazando a los dirigentes y solicitando cupos y coimas para “no encender Troya”. En diversas oportunidades, los antimineros han sido capaces de deshacer talleres informativos e incluso audiencias públicas en función al griterío y la interrupción abrupta de turbas organizadas por ellos. A falta de razones, la imposición de la fuerza física.
Por eso, llamaron la atención las primeras declaraciones sobre Tía María del premier César Villanueva, luego de asumir el cargo: “Va si tiene licencia social”, señaló después de haber declarado que no puede haber tanta riqueza debajo del suelo si sobre el suelo hay pobreza. El premier debe saber ahora que Tía María obtuvo la aprobación del EIA en agosto de 2014. La encuesta de Ipsos confirma la inclinación de la población por el proyecto aun cuando existe una campaña enorme de desinformación y desprestigio organizada por la izquierda ambientalista, con el claro propósito de detener el desarrollo de Arequipa y de Perú.
Sin embargo, la decisión del inicio de Tía María no depende del nuevo gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, y tampoco del presidente de la República, Martín Vizcarra. Depende de una mayoría silenciosa que ha comenzado a manifestarse públicamente. Tía María va si los antimineros no se comportan otra vez como energúmenos frente a la cobardía de las autoridades, que no imponen el imperio de la ley y el orden. La izquierda marxista no puede volver a organizar manifestaciones como las de marzo de 2015, que dejaron cuatro personas muertas, decenas de heridos, propiedad pública y privada destrozada, temor en la población y un proyecto paralizado que hace rato hubiera mejorado, con sus aportes, grandemente al desarrollo social y económico de Arequipa. US$ 1,400 millones de inversión para S/ 5,200 millones de canon en 20 años. Por las regalía, la provincia de Islay incrementará cuatro veces su presupuesto.
Tía María es un proyecto de talla mundial y en el que se han tomado todas las precauciones ambientales. Se usará el proceso de lixiviación, considerado amigable con el medio ambiente, con canchas impermeabilizadas con geomembranas que impedirán la fuga de una sola gota de substancias oxidantes. Los polvos de la mina no alcanzarán el valle Tambo porque la mina comenzará a producir con 150 metros de profundidad. Y las explosiones para fragmentar el mineral se realizarán a mediodía, justo cuando los vientos soplan de sur a norte, y el valle de Tambo está ubicado al sur de la operaciones mineras. Además, una planta desalinizadora proveerá agua al proyecto. En otra palabras, no hay ninguna posibilidad de que el proyecto perjuicios ambientales.
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