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Un informe sobre la infraestructura para irrigar las pampas de Siguas (proyecto conocido como Majes Siguas II), revela la existencia de importantes observaciones. Según el documento —elaborado por la empresa Supervisor Especializado Majes II SAC, contratada por la ex gobernadora de Arequipa, Yamila Osorio—, la propuesta de cambio tecnológico planteada por la concesionaria —integrada por Cobra y Cosapi— contendría deficiencias que no han sido absueltas.
La concesionaria propone modificar el sistema de riego para optimizar el uso del agua. Argumenta que, debido al aumento de la demanda hídrica, se hace necesario el cambio de tecnología, de canales abiertos a tubos cerrados y riego tecnificado, para evitar el desperdicio de agua. Asimismo, establece que los reservorios de regulación deben ser reducidos (de siete a uno solo) y también el número de parcelas (de 203 a 103). La reducción de parcelas busca eliminar el minifundio, que solo ha generado agricultura de subsistencia.
La denominada Propuesta Optimizada del Sistema de Riego de Siguas ha sido rechazada por las autoridades arequipeñas. Los críticos a las modificaciones señalan que estas deberían realizarse en concordancia con las bases del concurso de concesión del proyecto, sin alterar la propuesta inicial pactada. Señalan que el incremento de US$ 113 millones para realizar las modificaciones (disminución de canales, sistema de automatización y control de suministro eléctrico) no está debidamente sustentado.
Al respecto, un estudio hidrogeológico realizado en las pampas de Majes por la minera Zafranal ha revelado que debajo de las pampas de Majes están depositados 1.5 billones de metros cúbicos de agua. Los expertos advierten que si no se hace nada en un futuro próximo, el área puede terminar siendo una laguna debido a que el nivel freático (agua acumulada debajo de la superficie) cada año acumula dos metros de altura de agua. Señalan que esto ya sucedió en la irrigación San Camilo, también en Arequipa. El exceso de agua provoca lagunas artificiales, bofedales y humedales que, en el caso de San Camilo, por la falta de control inundan la carretera Panamericana. La única manera de evitar este peligro pasa por el riego tecnificado.
Durante su presentación en la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) 2018, el presidente Martín Vizcarra señaló que su Gobierno impulsará la ejecución del proyecto Majes Siguas II. Antes, en agosto del año pasado, en el aniversario de la ciudad de Arequipa, el mandatario señaló que cualquier diferencia en el financiamiento del proyecto sería asumida por el tesoro público. Sin embargo, hasta el día de hoy el Gobierno no ha hecho nada para respaldar el compromiso presidencial.
Los parlamentarios de Arequipa —Alejandra Aramayo, Ana María Choquehuanca, Justiniano Apaza, Miguel Román, Sergio Dávila y Horario Zeballos— han solicitado al Ejecutivo no modificar el proyecto inicial. Los congresistas arequipeños no se han detenido a observar que el riego tecnificado evitaría que el nivel freático se constituya en un peligro serio para la agricultura en la pampa de Majes.
Vale señalar que, no obstante los proyectos hídricos y agrícolas en marcha, Arequipa está rezagada. De acuerdo al Sistema Integrado de Estadísticas Agrarias (SIEA), dependiente del Ministerio de Agricultura (Minagri), Arequipa ocupa el puesto 14 de variación en producción agraria (incremento de producción) 2017-2018, por debajo de Tacna (variación 37.8%), La Libertad (14.8%), Ayacucho (13.4%), Ica (12.2%), Lambayeque (11.6%), Áncash (10.5%), Piura (9.3%) y Tumbes (8.0%), entre otras regiones. Asimismo, la variación porcentual de 6.7% de Arequipa está por debajo del promedio nacional, que es de 7.5%. Por los resultados, la actividad agroexportadora de la costa norte e Ica superan largamente a Arequipa.
El proyecto Majes Siguas II representa una gran oportunidad para el sector agricultor del sur. El agua es un recurso natural que debe ser correctamente administrado. Los intereses políticos que pretenden establecer una denominada “agricultura social”, de minifundio, son claramente demagógicos y dejan de lado la agricultura a gran escala y de productos exportables que, como en la costa norte, constantemente ofrecen resultados que inciden en el bienestar y la felicidad de la población.
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