Días atrás en el distrito de Haquira –en l...
No obstante que desde el Ejecutivo, la presidente del Consejo de Ministros (PCM), Mirtha Vásquez, se esfuerza por gestionar los conflictos sociales y tratar de apagar los incendios, en el Legislativo Perú Libre impulsa, otra vez, una nueva ley para declarar la “intangibilidad de las cabeceras de cuenca”. Si se aprobara semejante norma, simplemente se liquidaría el 80% de las actividades mineras que se desarrollan sobre “las llamadas cabeceras de cuenca”.
La falacia de las cabeceras de cuenca pretende señalar que las fuentes de las aguas para el consumo humano y la agricultura se desarrollan a partir de los 3,000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.). En otras palabras, la fuente del agua no está en las lluvias y, por lo tanto, la construcción de represas y reservorios no es el camino para garantizar el agua, sino la prohibición de la mayoría de actividades mineras.
Margot Palacios, congresista de Perú Libre por Ayacucho, ha vuelto a presentar el referido proyecto para declarar la intangibilidad de las cabeceras de cuenca. Como es público, en el 2017 el entonces congresista Marco Arana logró que el Congreso apruebe la Ley de Protección de Cabecera de Cuencas (Nª 30640). Dicha norma todavía no ha sido reglamentada.
A pesar de los esfuerzos de Arana para determinar los criterios técnicos para identificar, delimitar y zonificar las cabeceras de cuenca en las 159 cuencas hidrográficas que existen en el país, aún no se reglamenta. ¿Por qué? La respuesta es sencilla. Por ahora ha sido imposible determinar qué es una “cabecera de cuenca”. La institución que debería encargarse de elaborar un marco metodológico para definir qué es y no es una cabecera de cuenca –la Autoridad Nacional del Agua– aún no lo hace por claras divergencias con el Ministerio del Ambiente.
El concepto de cabecera de cuenca es una absoluta falacia que la izquierda utiliza como muñeco en la guerra cultural contra el capitalismo y la libertad. El agua no proviene de la llamada cabecera de cuenca, sino de las lluvias. Y si se trata de cosechar agua para el consumo humano y la agricultura, se debería invertir en represas y reservorios, a semejanza de los países desarrollados.
Pero la propuesta de Margot Palacios avanza más allá. En el referido proyecto de ley ya ni siquiera se abre el debate para la definición técnica de la cabecera de cuenca, sino solo se propone declarar la intangibilidad de estas supuestas áreas, y “se da 20 días al ANA para que determine lo que es una cabecera de cuenca”.
En su propuesta de ley, Palacios no presenta ningún sustento técnico, sino argumentos políticos e ideológicos. Al final, toda su propuesta se resume en anular las concesiones de las operaciones mineras en las llamadas “cabeceras de cuenca”. En su proyecto la congresista ataca a las inversiones en minería moderna.
El increíble razonamiento de la izquierda en un tema científico y técnico demuestra que aquí existe una estrategia contras las inversiones mineras, basada en el extremismo ideológico. Nada más.
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