Otro proyecto antimercado

Reglamento de ley de alimentos, más dañino que grasas trans. 

De nuevo, el otro yo estatista del gobierno, irrumpe en la escena para promover un proyecto anti mercado de claro sesgo proteccionista, que pretender restringir la libertad individual y la libre empresa, e imponer de facto una barrera comercial no arancelaria que, en caso de ser aprobada, le traería problemas comerciales al país.

Nos referimos al proyecto de reglamento de la llamada “Ley chatarra” (de Promoción de la Alimentación Saludable), que fuera aprobada por la mayoría oficialista del Congreso contra viento y marea, y que restringe la libertad de los ciudadanos a elegir libremente sus alimentos así como el derecho de las empresas a hacer negocios en libertad.

La Sociedad de Comercio Exterior (Comexperú), ha advertido al respecto que si se llegase a imponer dicho reglamento, sus efectos serían perjudiciales para la política comercial del Perú, para la industria alimentaria, y además contrarios a los objetivos supuestamente “saludables” de la ley.

La propuesta, presentada por el Ministerio de Salud, exige a los productores industriales de alimentos que reduzcan el uso de grasas trans, grasas saturadas, azúcares y sodio en sus productos. y pretende además que las empresas y personas que fabrican, importan, suministran o comercialicen alimentos y refrescos, eliminen gradualmente de sus productos los insumos mencionados, en un plazo de seis meses y de acuerdo con parámetros fijados por el Estado.

La medida es tan absurda que, de aplicarse, los campesinos andinos serían sancionados por producir y vender charqui, pues el límite máximo de sodio impuesto por los burócratas es de 540 miligramos por 100 gramos de alimento, mientras que el charqui tiene 11,000 miligramos de sodio en cada 100 gramos. La burocracia, por cierto, ignora que la carne seca salada es indispensable en la dieta andina para combatir la deficiencia de sodio que caracteriza a esa población y que determina un alto índice del mal del bocio.

Pero la prohibición tampoco impediría que aquellos insumos sean usados por los informales, que no se perderían la oportunidad de cubrir la demanda de los alimentos prohibidos. Y como los principales clientes de los informales son los pobres, el objeto de la ley, que es proteger sobre todo la salud de los niños pobres, quedará e una simple una buena intención.

El proyecto de reglamento es además, según ha precisado Comexperú, técnicamente, una barrera comercial no arancelaria” que traería consecuencias jurídicas-comerciales para el país. Al respecto, dicho gremio ha recordado que en el 2005, la Comisión Europea demandó a Dinamarca por haber aprobado una norma que restringía la importación de insumos para la industria alimentaria que contienen grasas trans. Es lo que le ocurriría al Perú.

De otra parte, el proyecto en cuestión está en línea con la autoritaria e intervencionista ley universitaria,, el fallido intento de comprar Repsol y el proyecto velasquista en la refinería de Talara, por citar unos ejemplos. Y también niega y menoscaba los esfuerzos por recuperar el ritmo de crecimiento económico, por respetar el modelo de desarrollo económico. En suma, es una manifestación más de la bipolaridad política crónica que padece el gobierno nacionalista (Ver La perpetua bipolaridad)

El gobierno debería abstenerse de aprobar dicha proyecto por todos los efectos negativos que conlleva para la libertad, la economía y la política nacionales. Por el bien del país, debería archivarlo y también tendría que derogar la Ley chatarra pues ambas iniciativa han resultado a la postre mucho más nocivas para la salud del país que los alimentos que se pretende prohibir.