El relevo de José Salardi del Ministerio de Econom&iacu...
El Ejecutivo y el sector privado en el Perú desarrollan tensiones alrededor del Decreto Legislativo N° 1422, que establece mayores prerrogativas de la autoridad tributaria en el control de la elusión tributaria. Para hablar en sencillo, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de elusión? Pero antes es necesaria una precisión: elusión no es evasión. El evasor no paga impuestos. La elusión, por lo tanto, solo se presenta en las empresas que pagan sus impuestos. Es decir, podría ser la consecuencia de los esfuerzos de un profesional o de un equipo de profesionales que buscan aplicar la legislación existente para aumentar los ingresos de determinadas compañías.
A veces existe dolo en estos procesos y, en la medida que la Constitución establece el sagrado principio de la presunción de inocencia, luego de los correspondientes procesos administrativos y judiciales, debe establecerse las responsabilidades. Sin embargo, el DL N° 1422 de alguna manera abrevia estos procesos a favor de la SUNAT, entidad que podría proceder retroactivamente en el afán de combatir la elusión . Incluso podría determinar el embargo de los bienes de los responsables legales y de los directores de una determinada empresa ante la simple sospecha de elusión. Es decir, todo el poder a la SUNAT, hasta sacrificando algunos principios constitucionales.
¿Por qué el Ejecutivo y el Ministerio de Economía y Finanzas actúan de esta manera contra el sector de la economía que aporta más del 85% de los ingresos fiscales? Es evidente que el Ejecutivo solo demuestra desesperación ante posibles tendencias a la baja en la recaudación fiscal, en medio de una incapacidad generalizada de impulsar una reforma tributaria. Como la economía no despega según lo proyectado, y la recaudación puede bajar, algunos pretenden matar a la gallina de huevos de oro: al sector formal. Es decir, quieren seguir apretando al sector que, como se dice, para la olla del Gobierno central, las regiones, los municipios y de todos los sectores estatales.
Matar a la gallina de huevos de oro, tal como nos lo enseña el cuento de nuestra niñez, es el camino de los obtusos, los desesperados y los incapaces. Con tantas cargas y sobrerregulaciones que le restan competitividad al sector formal, en medio de una abrumadora informalidad de la economía que sobrepasa el 60%, tarde o temprano terminaremos ahogando y alejando a las inversiones. Y lo más grave, es el camino más seguro para no hacer nada en contra de la informalidad, es la ruta más certera para renunciar a una reforma integral del Estado y del sistema tributario.
Por ejemplo, los ingresos fiscales del Estado están en alrededor del 14% del PBI, y los especialistas señalan que el país debería alcanzar una presión tributaria del 20% para lograr ciertos estándares internacionales. ¿Cómo se consigue ese objetivo? ¿Apretando solo a los sectores que hoy financian el presupuesto? Quizá un camino más constructivo —que organizaría círculos virtuosos entre el Estado, la economía y el sector privado, y dentro del propio aparato estatal— sea el de mejorar la calidad del gasto. En otras palabras, empezando a pensar en serio la reforma del Estado para racionalizar y priorizar gastos, en vez de comenzar a matar a la gallina de los huevos de oro.
Otra urgencia para enfrentar el problema sobre el que reflexionamos es la de una reforma tributaria que mejore la eficiencia en la recaudación y amplíe la base tributaria en el largo plazo. Al respecto César Peñaranda, director del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, señala que desde 1991 no se aborda una reforma integral del sistema tributario. Propone eliminar las exoneraciones tributarias porque no solo el Estado pierde recursos, sino que se complica el trabajo de recaudación de la SUNAT, entidad que debe concentrar sus esfuerzos en combatir la evasión. Igualmente plantea eliminar el efecto perverso de la legislación de las micro y pequeñas empresas, que solo alientan el enanismo empresarial y bloquean la eficiencia en la recaudación fiscal. Finalmente, también propone eliminar todas las actividades innecesarias en la SUNAT, que distraen funciones en la recaudación: por ejemplo, controlar los insumos que se destinan al narcotráfico mediante fiscalización tributaria.
Como se aprecia, en el debate sobre el tema de la elusión el problema de fondo es matar a la gallina de huevos de oro o reformar el Estado y el sistema tributario del Perú. En cualquier caso el dilema es optar entre el corto plazo y el desarrollo.
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