Uno de los efectos más devastadores de la derogatoria d...
La reciente información de que la pesca industrial aportará este año más de US$ 1,000 millones en divisas, dentro de una economía en recesión, nos indica que se trata de uno de los motores de la reactivación de las fuerzas productivas. Si a ello le agregamos que en los próximos días se llegará a capturar el 100% de la cuota de anchoveta asignada para la primera temporada en la zona norte y centro del país, confirmamos que sin pesca industrial la economía peruana no tendría el potencial que los especialistas le reconocen.
Al cierre de esta primera temporada de pesca industrial de anchoveta, podemos indicar también que todos los números son absolutamente azules y positivos. No solo se cumplirá con la cuota asignada por el Estado peruano –a través del Ministerio de la Producción y el Instituto del Mar del Perú (Imarpe)–, también se confirma la sostenibilidad del recurso, mantenida gracias a los criterios de pesca establecidos por las instituciones peruanas.
Vale recordar que para este año el Imarpe dispuso una cuota total de captura de 2.33 millones de toneladas métricas de anchoveta, y que –como dijimos líneas arriba– en los próximos días se alcanzará esa cuota. Asimismo, el instituto rector dispuso como límite un 23% de captura de juveniles. Y en esta primera temporada solo se ha llegado a una incidencia de ¡8%! de juveniles, desvirtuando asì todas las informaciones y conjeturas desplegadas por los sectores anti inversión –oenegés y sindicatos ligados a la izquierda ambientalista–, que denunciaban que se estaba depredando el recurso y exigían el cierre de la primera temporada.
No solo la protección de juveniles de anchoveta está garantizada, hoy hay una biomasa saludable que bordea los más de 10 millones de toneladas, superior al promedio (que desde el 2014 era de alrededor de ocho millones). ¿Cómo se ha obtenido semejante logro? Con un ordenamiento –políticas y normativas– dirigido por el Imarpe y que ha sido saludado por diversas organizaciones mundiales. Un Imarpe que hoy el Poder Ejecutivo quiere capturar.
Ahora, en un momento de crisis sanitaria, el sector protege la salud de los trabajadores. Para ello se han invertido más de S/ 41 millones en la implementación de protocolos sanitarios: pruebas rápidas y moleculares, cuarentenas y la disposición de seguros de salud para los trabajadores del sector, que este año suman más de 110,000 personas.
A pesar de tener todos los números en positivo, ¿qué hace falta para que el sector se fortalezca aún más? Pues sin duda que el Ejecutivo evalúe la pertinencia de un nuevo diseño de ordenamiento pesquero para la zona sur del país. Vale recordar que durante el humalismo se derogó el Régimen Especial de Pesca (REP), una decisión que lo único que ha generado es que Chile se lleve toda la anchoveta que el Perú no pesca.
La derogación del REP ha alejado definitivamente la flota industrial pesquera hasta la milla 5, bajo el supuesto de beneficiar a la pesca artesanal. Chile y Perú comparten la misma biomasa pesquera y, por razones geográficas, el zócalo continental es demasiado estrecho. lo que origina que la anchoveta esté muy cerca de las costas, y fuera del alcance de nuestra flota industrial. Esto ya ha ocasionado la desactivación de siete plantas pesqueras en el sur y la pérdida de más de 6,500 empleos directos.
En suma: la pesca industrial de anchoveta es un motor de la economía nacional y todos los peruanos debemos saludar que así sea.
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