El relevo de José Salardi del Ministerio de Econom&iacu...
Es evidente que otro de los grandes problemas a resolver por el Gabinete Del Solar es la formalización minera, sobre todo considerando que el ex presidente del Consejo de Ministros César Villanueva continuó con las políticas del nacionalismo que buscan excluir a los mineros artesanales de la legalidad.
Como ya hemos informado en este portal, durante la gestión de Manuel Pulgar Vidal en el Ministerio del Ambiente, en el Gobierno de Humala, se promulgaron nueve decretos legislativos que han organizado la normatividad sobre formalización minera. Durante la administración PPK solo se continuaron con esas políticas. Bueno, Villanueva fue PCM cuando el nacionalismo sancionó la mencionada normatividad. De allí que semanas atrás Lenin Valencia, un ex integrante de la comisión de plan de gobierno de Tierra y Libertad y colaborador de Pulgar Vidal, fuera nombrado como director general de Formalización Minera del sector Energía y Minas. Un nombramiento que desató las protestas de las organizaciones de mineros artesanales.
El nuevo PCM, Salvador del Solar, pues, tiene una papa caliente en las manos: la formalización minera. Vale señalar que todos los peruanos de buena voluntad celebran y apoyan la acción del Estado en contra de la minería ilegal en La Pampa y en la Zona de Reserva de Madre de Dios, porque estas actividades se desarrollan en zonas prohibidas expresamente para actividades mineras y, de una u otra manera, desafían a la autoridad del Estado. Sin embargo, es necesario diferenciar la minería ilegal de la artesanal informal, que desarrollan 400,000 peruanos en la sierra y en la costa —minería de socavón— sin utilizar mercurio. Los mineros informales enfrentan todos los problemas causados por la legislación que margina y que explica el alto nivel de informalidad en la sociedad.
Un ejemplo: el Decreto Legislativo 1336 señala que si un minero artesanal pretende formalizarse debe presentar las últimas declaraciones juradas ante la autoridad tributaria, los contratos de explotación del mineral, el cálculo de las reservas probadas, libros contables y los demás requisitos que se demandan a la mediana y gran minerías. No es broma, a los mineros informales se les exige todos los requisitos de los formales. En otras palabras, se les excluye adrede.
Por todo ello, los mineros artesanales están demandando ante el Congreso que se apruebe el proyecto de ley que amplía el plazo para inscribirse en el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), que vence el 31 de julio próximo. El minero artesanal se registra en el Reinfo presentando el Instrumento de Gestión Ambiental para la Formalización Minera (Igafón), una especie de estudio de impacto ambiental para productores artesanales. Una verdadera locura de trámites y requisitos inalcanzables para los pequeños mineros.
No es exagerado señalar que la formalización minera es un fracaso total. Durante el nacionalismo, por ejemplo, 70,000 mineros artesanales firmaron una declaración de compromiso para formalizarse, pero solo 30,000 pasó la etapa de saneamiento legal y apenas 113 logró la plena formalización. Durante el pepekausismo se creó el Reinfo y las cosas no cambiaron mucho. Hoy se habla de 55,000 mineros artesanales en proceso y de 1,452 formalizados. Sin embargo, del total de formalizados debe considerarse, por ejemplo, que una cooperativa (una unidad formalizada) tiene 800 integrantes que aparecen “formalizados” de manera individual. Números inflados y resultados mínimos frente a los más de 400, 000 pequeños mineros que existen el país.
El Ejecutivo y el Congreso, entonces, deberían considerar la urgencia de ampliar el plazo para inscribirse en el Reinfo. Es la única manera de seguir apostando por la formalización, más allá de la urgencia de derogar y reformar toda la legislación que promulgó el nacionalismo.
Con la creciente informalidad minera pierde el Perú y toda la sociedad. Por ejemplo, pierden los ingresos fiscales: se calcula que alrededor de US$ 12,000 millones se ha exportado en contrabando de oro desde el 2012 hasta la fecha. Igualmente pierde el medio ambiente y pierden los mineros artesanales. Los únicos que ganan son las fuerzas anticapitalistas, antisistema, que pretenden representar las reivindicaciones de un vasto y poderoso sector social de pequeños empresarios.
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