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Debido a la pandemia del coronavirus, los productores mundiales de litio prevén una caída de entre 5% y 8% en la demanda del “oro blanco”. No obstante, también señalan que la recuperación será en el corto plazo, especialmente porque la pandemia ha provocado el desplome de la industria petrolera (por la falta de demanda). Este hecho aviva la necesidad de fabricar autos eléctricos, que usan baterías de litio.
Hace exactamente un año, en San Salvador de Jujuy (Argentina), se realizó el VIII Seminario Internacional “Litio en la Región Latinoamericana”, que contó con la participación de 680 representante de la región y de empresas vinculadas al litio. El seminario concluyó con el consenso acerca de la necesidad mundial de un millón de toneladas de carbonato de litio para el 2025, cantidad que representa inversiones de hasta US$12,000 millones. Cabe, entonces, preguntarnos, ¿qué parte de esa demanda será cubierta por la producción peruana?
Gabriel Rubacha, representante de la Minera Exar S.A. –asociada a Lithium Americas y Gangfeng Lithium en el proyecto Cauchari Olaroz– señaló que, con una inversión de US$ 425 millones, el consorcio tenía proyectado elevar su producción de 25,000 toneladas a 40,000 toneladas en 2020. De acuerdo a Rubacha, en la región Latinoamericana, y hasta el momento, Gangfeng Lithium es la única empresa que extrae y procesa litio para la fabricación de baterías.
Asimismo, durante la pandemia del coronavirus, la minera australiana Galan Lithium adquirió áreas de explotación de litio en el Salar del Hombre Muerto, en la provincia de Catamarca (Argentina), colindantes con otras dos áreas que son parte de la minera. A pesar de los problemas generados por la pandemia del Covid-19, Galan Lithium ha seguido realizando pruebas de laboratorios para procesar salmueras de carbonato de litio de grado de batería.
En Bolivia la industrialización de los salares bolivianos continúa, no obstante la disyuntiva de las autoridades entre continuar con los proyectos estatistas o privatizar el salar de Uyuni. A pesar del empeño puesto por el ex presidente Evo Morales en la industrialización del litio, los proyectos no despegan. La planta de producción de carbonato de litio, con una inversión de US$ 940 millones, sigue en ejecución; también otros proyectos conjuntos de US$ 1,400 millones, entre la alemana Active Communication International Systems GmbH (ACI Systems) y la boliviana estatal Yacimientos de Litio Boliviano (YLB).
Recientemente, en el norte de Chile, la minera Salar Blanco ha invertido US$ 527 millones en el proyecto Litio Blanco, de 20,000 toneladas de carbonato de litio. En el Salar de Atacama el litio es abundante, barato y fácil de explotar. Con ello Chile planea triplicar su producción de litio, de 80,000 toneladas a 240,000 toneladas. La empresa rusa Uranium One Group (UOG) mantiene su interés en el país del sur.
En Perú, el proyecto Fachani –en Puno, de US$ 860 millones para extraer 4.7 millones de toneladas de carbonato de litio– continúa en el limbo, en la larga espera generada por la burocracia. Con ello, aproximadamente US$ 50,000 millones de beneficios por renta, canon y regalías para Perú en los próximos años están detenidos por un largo y tedioso proceso judicial para recuperar 32 concesiones anuladas por supuestas obligaciones no canceladas por Macusani Yellowcake SAC. Además, mientras en Chile, Bolivia y Argentina emplena las más modernas técnicas para la producción del litio (el mineral de la IV Revolución Industrial), en el altiplano peruano sobrevive la idea de explotarlo con pico, lampa y carretilla: minería artesanal, según el dirigente antiminero y ex gobernador regional (sentenciado por el Poder Judicial) Walter Aduviri. Por su parte, el Gobierno de Martín Vizcarra –sin valorar las ventajas sociales y económicas que traerá la producción de litio– se ha puesto de perfil frente al proyecto Fachani.
Vale señalar que, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) las reservas de litio de Bolivia son de de unos 21 millones de toneladas métricas certificadas; Argentina tiene 19 millones y Chile 9 millones. Entre Salta (Argentina), Antofagasta (Chile) y Oruro (Bolivia) se concentra el 85 % de la producción mundial de litio. Para el 2040 la industria automotriz prevé unos 260 millones de autos con batería de litio. Y cada batería para un vehículo Tesla Model S emplea 20 kilogramos de litio, el equivalente al empleado en 10,000 smartphones (dos gramos de litio en cada teléfono).
En el mundo, China es el principal consumidor de litio. De las 289,000 toneladas producidas hace dos años, 180,000 toneladas fueron destinadas a la industria del país asiático. Asimismo, en ese mismo año, la producción de litio chino fue de 162,000 toneladas. Sin dudas, China está a la vanguardia en el consumo de litio. Un gran mercado en el que, por el momento, el Perú no tiene presencia.
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