Editorial Cultura

Visiones extrañas

Visiones extrañas
  • 07 de octubre del 2016

Una película que une el drama, fantasía y terror

Además de las películas basadas en cómics, otro género cinematográfico especialmente exitoso en la actualidad es el de terror. Hay grandes producciones que apelan a todos los tópicos del género, dándoles nueva vida a partir de los efectos especiales hoy disponibles —como en el caso de las sagas El Conjuro y La noche del demonio, ambas de James Wan—, pero también películas más personales y creativas, en las que el mayor peso está en la originalidad de los guiones. En esa línea está el trabajo del director norteamericano Mike Flanagan (Salem, 1978), como podemos comprobar en su más reciente entrega, la película Visiones extrañas (Before I wake, 2016), que se puede ver actualmente en nuestros cines.

VisIones extrañas es una mezcla de drama y relato fantástico: la historia de una pareja de esposos (Jessie y Mark) que ante la muerte de su único hijo —y ante la imposibilidad de tener otro— deciden adoptar a Cody, un niño de ocho años con pasado problemático y misterioso. Pronto los esposos descubrirán el motivo de esos problemas: Cody tiene el extraño don de hacer realidad sus sueños. Primero aparecen, en medio de la noche, las hermosas y coloridas mariposas con las que Cody sueña, con imágenes que remiten a lo real maravilloso. Después aparece el hijo perdido de esos esposos, con lo que el relato da un vuelco al melodrama. Por último, también comienzan a materializarse las pesadillas de Cody, y con ellas un monstruo blanco al que el niño llama Canker y que comete una serie de crímenes.

Como ya ha demostrado en sus anteriores películas —Ausencia (2011) y Oculus (2013)—Flanagan es un especialista en el maneJo de la tensión narrativa y en la creación de atmósferas irreales. Esas virtudes se aprecian especialmente en la primera mitad de la película, en la que además encontramos los mejores momentos de los protagonistas: Kate Bosworth hace una Jessie expresiva, pero sin desbordes; y Jacob Tremblay vuelve a mostrarse como uno de los mejores niños actores de la actualidad (al punto que muchos lo comparan con el Haley Joel Osment de Sexto sentido). A ello hay que sumar que la historia se aventura por caminos poco frecuentes, como la relación entre Jessie y Cody, a quien usa para volver a ver a su hijo. Pero a partir de la llegada del monstruo (que nos hace recordar al de la serie Stranger things), la película se convierte en un relato de terror tradicional, con un protagonista que supera sus miedos, racionaliza la situación y se enfrenta al enemigo sobrenatural.

A pesar de ese convencional y poco convincente final, Visiones extrañas resulta una buena película, una interesante combinación de melodrama y terror, de las pretensiones artísticas de Flanagan (según el crítico Ricardo Bedoya, en manos de otro director esta historia “pudo haber sido un show de efectos especiales) y las dosis de acción propias de las películas más comerciales. Quienes estén interesados en el trabajo de Flanagan pueden ver en Netflix otra película suya también estrenada este año: Silencio (Hush).

  • 07 de octubre del 2016

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