El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Cada película de Star Wars genera una gran expectativa en la legión de seguidores de la saga: ¿estará la nueva entrega a la altura de la trilogía original (1977-1983) o resultará tan decepcionante como la trilogía precuela (1999-2005)? La tercera trilogía, que actualmente se está desarrollando, ya no cuenta con la participación de George Lucas (el creador de este universo ficcional), y se inició con El despertar de la Fuerza (2015), que intentó volver a los orígenes de la saga, pero de una manera demasiado literal, al punto que resultaba casi un remake de la primera Star Wars. A ella le sigue ahora Star Wars VIII. Los últimos jedi (The last jedi, 2018), recién estrenada mundialmente, un episodio puesto completamente en las manos del poco conocido Rian Johnson (Maryland, 1973), quien ha tenido a su cargo la dirección y el guión de la película.
Hay en este episodio dos líneas narrativas que se desarrollan paralelamente. En primer lugar, la del enfrentamiento entre la poderosa flota imperial de la Primera Orden y las fuerzas rebeldes de la Resistencia, encabezadas por la generala Leia Organa (Carrie Fisher, en su última trabajo antes de morir). Vemos cómo a pesar del heroísmo de los rebeldes, solo van perdiendo naves y vidas, al punto de ser casi eliminados. La segunda línea está centrada en Rey (la jedi protagonista de esta trilogía) y se inicia en su encuentro con Luke Skywalker (el jedi protagonista de la trilogía original) para ser su discípula. La historia de Rey continúa con sus encuentros y desencuentros con el malvado Kylo Ren (nieto de Darth Vader y quien ahora ocupa su lugar), y finalmente confluye con la historia de los rebeldes, cuando todos se encuentran en el desértico planeta Crait, donde se produce la gran batalla y el desenlace final de la historia.
Johnson ha aprovechado la libertad que le otorgaron los productores para alejarse un poco del modelo original y no caer en el remake o en la repetición. Y su opción ha sido más que nada privilegiar la acción sobre las complicaciones de la trama. Los 152 minutos de la película pasan casi sin sentirse, pues siempre hay alguna secuencia trepidante en curso, aunque algunas de ellas resulten innecesarias (como la del “casino” interplanetario, que remite a los bares y mercados de las anteriores entregas). Además le ha agregado bastante humor a las situaciones; a veces un humor demasiado simple e infantil, tratándose de una saga con pretensiones épicas (un par de ejemplos: la secuencia casi inicial, en la que Poe le toma el pelo al general Armitage en una conversación “virtual”, o Luke ordeñando a un enorme y extraño animal). Y por si eso no bastara, el “dinamismo” es enfatizado por la música de John Williams, buena pero demasiado ruidosa y casi omnipresente. Persecuciones, humor simplón, música machacona; no cabe duda de que esta es una típica película de Disney (empresa que ahora es la dueña de esta franquicia), de esas dirigidas al público adolescente.
Una acierto de Johnson es que, gracias a la libertad creativa que le otorgaron, se ha “deshecho” de varios personajes que estaban llamados a ser importantes en esta nueva trilogía, pero que resultaban demasiado cargados de estereotipos (no decimos cuáles para no caer en spoilers). Pero acaso el mayor acierto de Johnson haya sido centrar la tensión dramática en torno al personaje de Rey (interpretada por la británica Daisy Ridley) y sus interacciones tanto con Luke (el emblemático Mark Hamill) como con Kylo Ren (el norteamericano Adam Driver). No es extraño que estos tres actores sean los que más destacan en un reparto lleno de “estrellas” en gran parte desperdiciadas, como Laura Dern, Andy Serkis y Benicio del Toro. En suma, Los últimos jedi resulta una película entretenida y que no decepcionará a los fanáticos, pero que tampoco trae grandes aportes a una saga que ya parece habernos entregado sus mejores episodios.
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